Borrar
Urgente Los Bomberos recomiendan a los vecinos desalojados por el incendio de un bingo en Valencia no pasar la noche en el edificio

Hechos reales

Sonia Sáinz-Maza ha sido víctima del cáncer y víctima de un protocolo que le ha dado la espalda

Martes, 13 de octubre 2020, 07:49

Lo que se cuenta a continuación no está basado en hechos reales, son hechos reales. Es la historia del último capítulo de la vida de una mujer valiente de 48 años que ha fallecido por un cáncer de colon sin que su médico de cabecera accediera a atenderla presencialmente en su localidad burgalesa de Espinosa de los Monteros. Sonia Sáinz-Maza ha sido víctima del cáncer y víctima de un protocolo que le ha dado la espalda reiteradamente. Murió el 13 de agosto pero es ahora cuando su hermana Lydia lo ha hecho público ante los medios: «Mi hermana se ha consumido al otro lado de un teléfono». Ha contado que solicitó consulta en abril cuando empezaron los síntomas con unos fuertes dolores en la pierna izquierda, cómo perdía hasta siete kilos de peso, cómo le costaba caminar y cómo poco a poco se apagaba durante los tres meses en los que su doctor le pasaba consulta mediante una llamada. Ella relataba desde su casa su agonía pero el facultativo únicamente apreció la conveniencia de derivarla a una unidad de traumatología donde la acabaron emplazando al año que viene con otro especialista. Acudió dos veces a urgencias en dos hospitales donde no diagnosticaron la gravedad de su patología e incluso llegaron a reprenderla por presentarse allí al poder contagiarse de coronavirus. No fue hasta el mes de julio cuando Sonia consiguió que su médico accediera a solicitar que le hicieran una analítica de sangre. El resultado con múltiples asteriscos daba la voz de alarma y la llevó a un inmediato ingreso hospitalario. La sometieron a un reconocimiento en el que determinaron que había una metástasis. Ya era tarde para ella. Unas semanas después perdió la vida. Todo ha fallado en el caso de Sonia. La consejería de Sanidad de Castilla y León ha pedido perdón a la familia. Lydia ha iniciado una lucha para pedir justicia por la memoria de hermana.

Como Sonia, hay muchos otros damnificados que está olvidando en el camino la gestión de la Covid-19 y a los que nadie está contando en ninguna curva. La burocracia de la nueva normalidad en atención primaria y hospitalaria está dejando en la cuneta a enfermos que necesitan tratamientos e intervenciones urgentes. Que no pueden esperar en las colas a la intemperie en la puerta de los ambulatorios. Esta 'nueva' asistencia sanitaria a distancia contradice el juramento hipocrático y abandona a los pacientes al destino de una cruel ruleta rusa. La psicosis pandémica que se está imponiendo amenaza nuestra característica empatía. Se empuja al ciudadano a transformarse en un ser artificial como los replicantes de Blade runner, incapaces de ponerse en el lugar de los demás. Puede que las mascarillas no sólo estén cubriendo nuestras narices y nuestras bocas, quizá también están tapando nuestros ojos ante las negligencias. Pese a que pasan por delante nuestro no las vemos. Debe ser por eso que nadie reacciona para pararlas.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Hechos reales