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REBELDES DE COCHE OFICIAL

Álvaro Mohorte

Valencia

Domingo, 24 de noviembre 2019, 09:54

Es tan fácil ser rebelde cuando estás diciendo cosas sabiendo que todos te van a aplaudir! ¡Di algo que no sea lo que la gente espera oír de ti, a ver si tienes c...!», reprochaba el músico valenciano Nacho Canut a la actitud de mucho personaje público que va de rompedor cuando sabe que no le supondrá ningún riesgo. Sabe de lo que habla. El compañero de Alaska en Fangoria y antes entre los Dinarama o los Pegamoides, ya formó parte de legendario (y sí que rompedor) Kaka de Luxe, en los profundos años 70. Callado y siempre en segundo plano, el músico es historia viva del escenario alternativo de la España de la Transición más rupturista y, curiosamente, popular. ¿Un ejemplo? Mejor tres: «Bailando. Me paso el día bailando», «Ni tú ni nadie, nadie, puede cambiarme» o «¿A quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le importa lo que yo diga?» son sólo tres temas de su creación que puede tararear casi cualquiera y se pueden escuchar en situaciones tan dispares como bodas, fiestas escolares, despedidas de soltera y cabalgatas LGTBI.

Ahora que el futuro ya no es lo que era y el presente hace reverdecer el espíritu inquisitorial y puritado, la provocación y el descaro han pasado de ejercerse desde abajo y contra el poder a blanquearse desde los despachos institucionales. Esto ha hecho que no resulte sorprendente encontrarse a consellers, secretarias autonómicas y directores generales manifestándose en las calles contra situaciones que es responsabilidad de ellos controlar, contener y resolver.

Además, esas mismas personas que apuntaban ayer desde los escaños de la oposición a quienes consideraban culpables con nombre, cargo, apellidos, dirección y escrache; hoy han pasado a encontrar como culpables a la herencia recibida (tan sufrida) o a vaporosos fantasmas o enraizados vicios del «patriarcado y capital, alianza criminal». El mal está en los otros.

Con esos mimbres, del mismo modo que se denunciaban arbitrariedades y abusos, hoy se proclaman supuestas razones y mandatos superiores que poco importa que no estén recogidos en las leyes o su imposición acabe haciendo pagar a la Administración indemnizaciones millonarias que salen de los fondos públicos.

La negativa a reconocer la vigencia de la declaración de impacto ambiental de la ampliación norte del puerto de Valencia; la cruzada contra el inversor de Puerto Mediterráneo, que hoy tiene que recuperar en los juzgados el pan y la sal que se le niega... La lista no es corta ni tardará en engordar. El aplauso de los propios regalará los oídos del mandamás que, para alimentar ese adictivo clamor, se pondrá la camiseta que haga falta para seguir animando el cotarro antes de volver al coche oficial. Ya hay quien les ve como ejemplo a imitar desde el extremo contrario del hemiciclo. Rebeldes de Luxe.

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