Urgente La A-7, colapsada con más de 10 kilómetros de atascos este jueves

Si de algo ha servido este proceso que arrancó con el zapaterismo y culminó con los partidos antisistema integrados en la dirección del Estado, ha ... sido para que los españoles comiencen a plantearse seriamente, quizá por primera vez, adónde van y cómo se gestionan los impuestos que pagan. Esta nueva reflexión nace del contraste entre la sobredimensión del aparato gubernamental o la ostentación impúdica de sus privilegios y la invitación reiterada de los poderes públicos a los ciudadanos y empresas a entregarse a la austeridad y a los reajustes económicos. Sí, damos por cierto que nuestros impuestos se dedican a la construcción y mantenimiento de carreteras y a la sanidad y educación universales, pero fuera de esos servicios básicos asumidos por todos -ningún partido político los ha cuestionado-, ¿es necesaria la inversión millonaria en, por ejemplo, «acciones» como 'Mujeres, Café y Clima: empoderamiento femenino para la resiliencia socioecológica de la cadena de valor del café frente al cambio climático en Etiopía'? Siguiendo con este mismo razonamiento los autónomos valencianos de la hostelería deberían llegar a la conclusión de que con las elevadas contribuciones y cotizaciones que se les exigen no sólo se les está asfixiando económicamente, sino que además se están subvencionando movimientos radicales que podrían acabar acosándoles. Una perversión política inaudita que les empuja a dispararse un tiro en el pie. Tal es el caso de la infame Plataforma per la Llengua, asociación catalana establecida en nuestro territorio a santo de no sé qué y que es receptora de centenares de miles de euros en ayudas públicas de la consejería de Educación de Marzà o del Ayuntamiento de Valencia de Ribó. Y es que sus señalamientos periódicos -una periodicidad mecánica muy sospechosa- se han dirigido principalmente a algunos establecimientos de restauración de la Comunidad Valenciana que han acabado contemplando impotentes cómo se les desprestigiaba a través de las redes sociales o de los evaluadores de negocios turísticos de Internet por, supuestamente, haber cometido actos de discriminación lingüística. Es llamativo que casi siempre el primer objetivo de su iracundia sean los humildes camareros de origen extranjero o españoles no valencianos. Rescatem persones y eso...

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Digo yo que algo tendrán que manifestar las instituciones fiscalizadoras de la administración pública valenciana como el Síndic de Greuges o el de Comptes sobre este singular modelo de hacienda pública circular en el que los contribuyentes pueden ver retornados y transformados sus tributos en acosos, escarnios e insultos.

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