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Directo Un agraciado gana 192.883,96 euros con el Gordo de la Primitiva de este domingo en un municipio de 3.000 habitantes

El 16 de septiembre a las 17.04 guardé la primera imagen: una mujer inconsciente, intubada, guarda cama en un hospital. Lleva un camisón Vichy ... azul y tiene una gran herida en la nariz. Hay muchas fotografías en Twitter a esa hora, la mayoría del hospital. Pero las diferencias de plano, ángulo y color me hacen dudar. Amplío las fotografías para ver el detalle: no hay duda, es la misma mujer. El mismo rostro hinchado, el mismo camisón azul. Se trata de Mahsa Amini, una joven de 22 años arrestada en Irán tres días antes por la policía moral: el velo islámico, obligatorio desde 1983, no cubre su cabello adecuadamente. En comisaría es apaleada brutalmente. El día que veo la foto Mahsa deja de respirar, se convierte en trending topic y cataliza fuertes protestas y huelgas en todo el país. En las redes, Mahsa se transforma en unas horas en símbolo de la libertad. El día de su muerte las imágenes la muestran, en flashback, rebosante de vida: la que era antes de ser detenida y apaleada hasta morir por la policía. Su cabello negro asoma como una premonición bajo el velo y hasta se escapa del recogido (las mujeres, en los últimos años, expresan de esa manera su ansia de libertad exponiéndose a penas de cárcel). En el hospital es ella, no puede ser otra. Pero la Mahsa juvenil que rebosa vida podría ser cualquiera, de ahí su fuerza narrativa.

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lasprovincias La rebelión silenciosa