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El recuerdo de Vicente Salvatierra

SILLA DE ENEA ·

Es de justicia reivindicar la labor del pionero del atletismo en Valencia

JOSÉ RICARDO MARCH

Lunes, 9 de marzo 2020, 07:33

Desde hace algún tiempo conservo como oro en paño, gracias a la gentileza de Javier Iranzo, la excelente 'Historia del atletismo valenciano', texto pionero en la divulgación del pedestrismo local, escrito hace más de treinta años por mi admirado Recaredo Agulló y publicado por la revista 'L'Esport'. La obra, profusamente ilustrada y repleta de datos y documentos de enorme interés, traza un estimulante recorrido de casi siete décadas, desde los tiempos heroicos de los legendarios Pepe Andrés, Luis Archelós y Manuel Lora hasta mediados de los años ochenta, cuando la proximidad de los Juegos de Barcelona insufló una enorme vitalidad a los clubes y deportistas de la ciudad.

Para quien se asome por primera vez a la historia del atletismo valenciano a través de este o cualquier otro libro puede resultar sorprendente el papel central jugado en el desarrollo de este deporte por el Valencia Club de Fútbol. Es lógico. Veinticinco años después de la vergonzosa liquidación del excelente cuadro de atletas del club, perpetrada por Paco Roig entre la ovación de su claque y palmeros mediáticos, el recuerdo de la vieja sección prácticamente se ha diluido en la memoria colectiva. Apenas unos pocos son capaces hoy de recordar que, más allá del fútbol, el Valencia fue admirado en España gracias a la actividad desplegada por sus secciones deportivas. Y que la más destacada de ellas, la de atletismo, cosechó decenas de éxitos que inyectaron un enorme prestigio al club. Valgan como ejemplos el diploma olímpico obtenido en los Juegos de Montreal'76 por Antonio Campos, el oro en el Mundial de Stuttgart'93 conseguido por Jesús García Bragado o un sinfín de campeonatos de España, alcanzados por deportistas como el propio Campos, Rafa Blanquer, Manolo Ruiz Parajón o María José Martínez, entre muchos otros.

Todo ello hubiera sido imposible sin la paciente labor de siembra realizada por Vicente Salvatierra Gregori, figura hoy olvidada cuyo recuerdo se pierde entre los papeles amarillentos que vegetan en las hemerotecas. Funcionario de Correos, Salvatierra dedicó gran parte de su vida al atletismo, primero como deportista amateur y más tarde, a partir de 1914, como incansable propagandista, protector de atletas y promotor deportivo. Su integración en el Valencia a partir de 1922 permitió no solo el exitoso despegue de la sección de atletismo, hasta entonces un pequeño grupo de escaso recorrido encabezado por Pepe Llorca, sino la creación, a su imagen y semejanza, del resto de secciones en 1924. Su olfato para captar el talento e imaginación llevarían al club a fichar a futuras estrellas como Andrés, Lora, Archelós, Vicente Cucarella, Manuel Colera o Francisco Navarro y a organizar innovadoras pruebas deportivas (sufragadas, todo sea dicho, a cuenta del peculio de Salvatierra), como la Vuelta a España a Pie de 1926.

Salvatierra, fallecido oscuramente en diciembre de 1953, la ciudad y el Valencia le deben un homenaje. Poco después de su muerte, el periodista Ramón Ferrando demandaba perpetuar la memoria del finado, «pues hay que creer que algún día el atletismo tendrá en Valencia la preponderancia que corresponde a un pueblo culto». Una buena forma de hacerlo sería recuperando la vieja petición, desechada en 1971 por el ayuntamiento presidido por el doctor López Rosat, de rotular una calle de la ciudad con su nombre.

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