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REGRESO AL FUTURO... IV

Marea baja ·

Álvaro Mohorte

Valencia

Domingo, 4 de noviembre 2018, 10:03

Nuestra economía se encuentra hoy en peor estado que el que tenía en 2008, por ejemplo, a nivel de endeudamiento público o desempleo, para afrontar una futura recesión». El presidente del Instituto de la Empresa Familiar, Francisco J. Riberas, soltó esta bomba (sin carraspear a continuación) el pasado martes, al clausurar el XXI Congreso de la Empresa Familiar, reunido en Valencia.

A su lado, impasible, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no dejó de mirar al infinito mientras el discurso que le precedía desgranaba una serie de verdades incómodas que se manifiestan en los datos de los informes de entidades tan poco sospechosas de banalidad como BBVA Research. «No se pueden tomar medidas a corto plazo que sólo pretenden garantizar la gobernabilidad», cruzó el aire de la sala hasta el centro de la diana.

Sánchez, impávido, ofrecía su mejor sonrisa y el perfil mejor recortado. «Ese posible cambio de ciclo que llegará antes o después no puede pillar a España sin los deberes hechos. Es necesario tomar medidas e implementar reformas, y precisamos avanzar sin dilación», cincelaba en piedra Riberas.

Inmarcesible ante las ráfagas de otoño, el jefe del Ejecutivo parpadeaba lentamente sin dejar de mostrar el rosario de perlas de su mejor sonrisa. «Sabemos que la coyuntura política de nuestro país no es fácil, sin embargo, ahora que nos acercamos al aniversario de nuestra Constitución, sería necesario apelar al espíritu de consenso», deslizaba el presidente de las empresas heredadas o por heredar.

En los pasillos del Palacio de Congresos se produjo en ese instante una extraña conmoción y un fuerte viento se coló por el corredor central. Una de las azafatas, pudo ver como dos regueros de fuego se marcaban en el mármol del suelo y a los pocos metros surgía un DeLorean DMC que, al abrir sus puertas de alas de gaviota, dejó que se asomara Marty McFly con cara de huir de una crisis económica. «¿Doc?», gritó mirando al rededor del humeante deportivo.

Seguridad echó a correr desde la puerta principal y el servicio de escoltas de Presidencia del Gobierno se parapetó tras los obstáculos más a mano, dispuestos a hacer uso de su arma reglamentaria. McFly puso pie a tierra, vio el percal y, volviendo al interior del coche, comprobó la fecha. «¡Otra vez no!», se le oyó gritar antes de volver a activar el Condensador de Flujo y desaparecer tras otra marca de fuego en el pasillo central.

Pasado el incidente, todos recuperaron la calma y los hombres y mujeres de La Moncloa usaron sus bolígrafos borradores de memoria de los Hombres de Negro para dejar la escena y a los testigos como si nada hubiera pasado. Pero las marcas en el suelo, como las cifras de endeudamiento y desempleo siguen estando ahí... pese a quien pese.

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