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Fin del reinado

DE TORINO A MESTALLA ·

Miércoles, 7 de abril 2021, 07:33

El pasado sábado nuestro reinado llegó a su fin. La Real Sociedad tomó el testigo de esa Copa del Rey tan especial y querida por el valencianismo y que significó un antes y un después en el devenir de nuestro club. Vaya desde aquí mi felicitación al equipo de San Sebastián en especial a Silva y Portu y, también, a Oyarzabal que con sus lágrimas de alegría y sus palabras de cariño para su 'cuadrilla' me ganó. Me acuerdo también y mucho del Athletic de Bilbao, tengo familia por aquellos lares y me hubiese alegrado de su victoria. Y cómo no, hay que acordarse también de Marcelino por lo mucho que tuvo que ver para que aquel 25 de mayo de 2019 fuésemos tan felices. Pero dentro de 15 días lo podrá intentar de nuevo. A los buenos la vida siempre les da una segunda oportunidad.

Cuando vi el estadio de La Cartuja vacío lo primero que pensé es en la suerte que tuvimos de poder estar en esa final en el Benito Villamarín y me acordé de los miles de hinchas de la Real y del Athletic que se tenían que conformar viéndolo por la tele y con pocas posibilidades de celebraciones para el que ganase. Aún así, levantar esa Copa no se olvida nunca. Al menos para muchos de nosotros porque para otros, léase Peter Lim, ese título fue la inexplicable excusa para cargarse un proyecto que tenía futuro y para dejar al valencianismo sumido en una profunda depresión y al club y al equipo en una situación crítica. Lo que ha venido después, de todos es conocido. Ese 25 de mayo de 2019, en el año de nuestro Centenario, siempre quedará en nuestro recuerdo y en nuestros corazones, pese a quien le pese. Porque los títulos quedan para siempre, ahí están las vitrinas, y los mandatarios llegará el día en el que se irán y no podrán volver.

Desde que Parejo levantó esa Copa y esa lona, cuya leyenda quedará para la historia, 'Soñar que no tenemos techo' cubrió el fondo donde estaba la afición valencianista, nos hemos aferrado a esos recuerdos para intentar olvidar lo que ha venido después. Tanta ineptitud, tanta prepotencia, tantas malas decisiones que han llevado al club al peor momento de su historia, han hecho que aquellos momentos felices vividos, muchos con nuestras familias y amigos, hayan estado presentes todos estos meses. Y seguirán estando presentes siempre. Ahora es el momento de ir de la mano para conseguir que vuelva esa unión que nunca debió resquebrajarse. Si al máximo accionista no le importa ganar títulos ni le importa que la afición del club del que es dueño sea feliz, ¿qué podemos esperar de él? Nuestra ilusión de seguir soñando no tiene límites, nuestro amor incondicional por este club tampoco y ahí está la diferencia.

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