Remover las brasas

A veces nos pasamos de exigentes. Ha sido decir eso de la «Commonwealth Mediterránea» -al presidente me refiero- y todo el mundo, hala, se le ha echado encima, sin darle tiempo a más explicaciones. Sin analizar ni cómos ni porqués, a saco. Sin querer recordar que primero se inventaron las cámaras de comercio franco-españolas, luego vinieron las cámaras de comercio del Mediterráneo, más tarde se creó el concepto del Arco Mediterráneo y su hijo, el Corredor Mediterráneo... y que en Alicante funciona desde hace un montón de tiempo la Casa Mediterráneo, consorcio público del que si me pongo a citar todos sus integrante me termino el papel.

No, no me toméis a broma lo del Mediterráneo, que es un piélago de culturas y negocios la mar de serio. Ahí está -o mejor dicho estuvo- la Caja de Ahorros del Mediterráneo, todo un símbolo. Pero aún menos le faltéis al respeto a la Commonwealth, eje y sustento postimperial del Reino Unido de la Gran Bretaña, donde siempre se ha tomado muy en serio lo que el concepto significa -Riqueza Común-, sin barreras entre lo espiritual y lo material. Quien haya visto la nueva entrega de 'The Crown' -y puede que Puig haya sido uno de los espectadores- sabrá que las tensiones entre Margaret Thatcher y la reina Isabel fueron a cuenta, precisamente, de la Commonwealth: la primera determinada a sancionar a la racista Sudáfrica de entonces, y la soberana, muy contraria a castigar a una de las joyas de la Corona.

Demasiada precipitación, entiendo. Yo me esperaría a que el presidente visite todas las demás regiones del Mediterráneo español -Murcia, Andalucía, Baleares- y que luego se dé un garbeo para ver cómo andan de Commonwealth, cada uno con su trozo de epidemia a cuestas, roselloneses y provenzales, ligures y toscanos, calabreses y sicilianos, incluso los argelinos y tunecinos, que mojan también del Mediterráneo. Todos con una crisis económica grandiosa, todos arruinados pero esperando poder arrebatar al vecino los turistas, en cuanto haya un atisbo de vacuna.

Muchas veces, ya lo sabéis, se critica sin base, por ganas de criticar. Y sin tener en cuenta que, en política, encontrar un eufemismo nuevo es tan necesario como sostener un viejo mito. Remover brasas, buscar los rescoldos, imaginarte que estás creando un contrincante en Madrid. La primera visita ha sido a la metrópoli de aquel viejo esquema imperial, la desdichada Barcelona. Coincidiendo, además, con la junta general de la naciente Caixabank, que se reunía en Valencia. Esa otra Commonwealth, esa otra Riqueza Común que es la España integrada en Europa, ya no vende como ideal.