La reversión de Torrevieja, un nuevo error sanitario
«La gestión privada de los servicios públicos tiene mucha más gestión que administración, y la pública tiene menos gestión y mucha mas administración»
DR. RAFAEL PESET PÉREZ MÉDICO LP
Miércoles, 20 de octubre 2021, 00:05
De nuevo se ha producido otra reversión en los hospitales públicos con gestión privada que, en este caso, afecta al hospital de Torrevieja. Ya ocurrió con el hospital de Alcira al comienzo de la primera legislatura. Pese a todos los informes técnicos que se produjeron, dictámenes de organizaciones especializadas en la gestión de los servicios de salud, opiniones de expertos en la materia que aventuraban sobrecostes importantes si se pretendía instaurar una gestión pública en el departamento de salud, pese a todo ello, se materializó la decisión tal y como se había establecido en los pactos del botánico.
Una decisión que se puede criticar pero que había que respetar, porque todos los políticos tienen derecho a acertar o a equivocarse a la hora de realizar propuestas, ahora bien, el tiempo debe de juzgar y evaluar con profesionalidad y rigor sus resultados para no perseverar en el error.
El hacer las cosas de manera diferente para ser más eficaces y eficientes lo llamamos innovación. La puesta en marcha del hospital de Alcira fue, según los especialistas en la materia, la gran innovación del siglo XXI en la gestión de los servicios de salud; la reversión que se ha realizado ha sido simplemente volver a la gestión clásica propia de la sanidad de finales del siglo XX, y es una realidad que, tal y como se ha ejecutado, está lejos de ser esa gran idea innovadora que aporta un valor añadido al sistema y beneficio a la sociedad.
Pero no se trata de contraponer modelos de gestión porque todos son válidos y todos aportan, en su ámbito, mucho valor al sistema. Lo importante de todo el debate, es que la financiación de nuestro sistema de salud se realice con dinero público y que el acceso a los servicios asistenciales se efectúen con criterios de universalidad, equidad, libertad, calidad y transparencia, con independencia del modelo que se aplique.
La convivencia de los dos modelos de gestión no es incompatible, en todo caso complementario, pero de la misma manera que las reversiones están generando dudas y algunas certezas objetivas de ineficacia, también sería una irresponsabilidad institucional renunciar al patrimonio que suponen la gestión pública de los departamentos de salud, porque todo modelo organizativo tiene su historia y su cultura, e ir en contra de ella es caminar hacia el fracaso. Ahora bien, los ciudadanos tienen que saber que los instrumentos de trabajo que disponen ambos modelos son muy dispares. La gestión privada de los servicios públicos tiene mucha más gestión que administración, y la pública tiene menos gestión y mucha mas administración, lo que, si bien, les hace menos competitivos, también hay que reconocerles otros valores que dan estabilidad al sistema y que suponen un gran esfuerzo y buen hacer de los gestores en relación a las herramientas que disponen.
La decisión política de la reversión del hospital de Alcira debió realizarse en la creencia y con la idea de mejorar la calidad asistencial de los ciudadanos, sin que supusiera aumento del gasto público. Podría la propuesta de reversión haber alcanzado los objetivos que se habían planteado; podría haber tenido éxito y quitar razones a los que abiertamente discrepaban de la decisión. Podría haber sucedido todo esto, pero la realidad es que no ha ocurrido. La evaluación de resultados de la reversión del hospital de Alcira, según los propios informes de la Conselleria de Sanitat, no puede ser más reveladora. Los datos que se aportan indican un sobrecoste al año de aproximadamente 76 millones de euros consolidables en los ejercicios presupuestarios, una dificultad de acceso a los servicios asistenciales al aumentar las lista espera tanto quirúrgicas como diagnósticas, y una mayor derivación a centros privados con los gastos que ello conlleva. De todo ello debemos realizar alguna consideración y sacar alguna conclusión. La consideración es que las aportaciones que se realizan al sistema de salud, cuando son buenas, deben respetarse y mejorarse. La conclusión es que no podemos permitirnos un nuevo traspiés y cometer el mismo error con la reversión del hospital de Torrevieja. El primer error se puede comprender con benevolencia, el segundo no se puede tolerar.
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