La máxima autoridad de Valencia cargó contra la Policía por su «actuación desproporcionada» en la manifestación por Hasel. El edil acusa de crispar, justo lo que él hace
ARTURO CHECA
Domingo, 21 de febrero 2021, 01:46
Sectario. Dice la Real Academia de la Lengua de sectarismo: «Fanatismo e intransigencia en la defensa de una idea o una ideología». Y con todos mis respetos a su cargo, y al hecho de ser la primera autoridad de Valencia, el alcalde de la ciudad es un sectario. «Una actuación desproporcionada de la Policía Nacional no aumenta la seguridad. Aumenta la crispación social de forma gratuita». Así se despachó el que debería ser alcalde de todos los valencianos el propio jueves por la noche, cuando las calles de la ciudad aún bullían por la algarada provocada por grupos minoritarios de radicales en defensa de la mal llamada libertad del rapero Hasel. Mientras varios policías habían resultado heridos. Cuando varias motos en el centro yacían en el suelo empujadas por los violentos. Ribó cargó contra la Policía Nacional y con ello hizo lo que criticaba: aumentar la crispación. Uno no puede ejercer un cargo institucional y seguir con declaraciones de trinchera, como si continuara en la oposición, con eslogans de camiseta. Con muchos menos años y menos experiencia política (a lo mejor, precisamente por eso...), su teniente de alcalde, Elisa Valía, le ha dado todo un ejemplo a Ribó. «Hay muchas formas de defender y reforzar nuestra democracia. No está entre ellas usar un cargo en una institución para acusar a la delegada del Gobierno de enviar a la Policía Nacional a cargar indiscriminadamente contra manifestantes, porque es mentir», dijo en Twitter. Un mensaje más institucional y más equilibrado, lo que se espera de un cargo público.
Indignante. Vale que todo es parte de la batalla política, incomprensible por otra parte, entre Compromís (Ribó) y PSPV (Valía), pero cuando la calle está muy encendida y el debate público visceralizado, cargar tanto las tintas no ayuda. Desde luego que hay escenas protagonizadas por la Policía que no son de recibo. El porrazo que recibe el diputado de Compromís Carles Esteve, por la espalda y cuando pasa caminando con las manos en alto ante un agente, es indignante. Conductas así hay que denunciarlas, como él ha hecho. Pero entre los manifestantes hubo violencia. Se lanzaron vallas de obra sobre los agentes. Hay vídeos que lo atestiguan. A un empleado de esta casa le cayó una piedra lanzada por los radicales. Sobre las cabezas de los policías volaron botellas de vídrio. Un grupo de agentes de paisano evitó que varios antisistema asaltaran un supermercado y varias tiendas del centro de la ciudad.
Señor Ribó, a esos comerciantes los protegió la Policía. A esos autónomos que tan mal lo están pasando con la pandemia, acabar con sus negocios arrasados les hubiera supuesto posiblemente una puntilla en su situación. Esa Policía a la que usted acusa de crispar y actuar de manera desproporcionada impidió que su ciudad acabara con escaparates reventados como Barcelona. Evitaron que los manifestantes invadieran vías de circulación, con peatones, niños y familias, calles por las que no estaba previsto que pasara la protesta, porque la autorización de Delegación del Gobierno incluía sólo una concentración estática en San Agustín. Y con ese movimiento, lo que buscaron los radicales (no todos los manifestantes, la mayoría de la marcha fue pacífica) era provocar la reacción de la Policía Nacional. Y la contención acaba muchas veces (demasiadas, quizás) en carga, pagando justos por pecadores. Pero señor alcalde, ni la actuación fue gratuita ni desproporcionada. Le recuerdo que entre los heridos hubo policías que no se dieron precisamente de cabeza contra árboles. Y sobre todo: usted los representa.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.