Cuando Vulcano lo vio entrar en la fragua no podía ni imaginar las noticias que le traía Apolo. Mientras él está trabajando con el hierro, ... sucio, rodeado de los cíclopes, sudorosos y manchados todos, su mujer Afrodita, la diosa del amor y de la sensualidad, se está acostando -le cuenta Apolo- con Marte, el dios de la guerra. Velázquez recoge este momento en una pintura magistral, uno de los cuadros más famosos de la pintura, 'La fragua de Vulcano'. Los ojos de Vulcano son de absoluta sorpresa, la cara es un poema, la expresión de los cíclopes que le ayudan en el duro trabajo es de asombro, alguno con la boca abierta. Vulcano es un dios raro, frente al resto, es feo, cojo, está siempre trabajando, y no es precisamente listo pero ha tenido ¿la suerte? de que le hayan casado con la diosa de la belleza, Afrodita. Los cuerpos musculosos, trabajados, sucios, de sus ayudantes, el suyo propio, contrastan con el del chivato de Apolo, bello, blanco y literalmente radiante de luz.
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Vulcano fabrica entonces una trampa en forma de red de hierro -por algo es el dios herrero-, que instala en su cama, con la que atrapa a los amantes mientras están haciendo el amor y no pueden escapar, ni moverse siquiera. Vulcano se presenta rápidamente y llama al resto de los dioses para que contemplen la infidelidad de su esposa Afrodita con Marte.
Los dioses al ver a los dos amantes pillados 'in flagranti', hacen comentarios jocosos sobre la situación. Los contemplan divertidos. Incluso Hermes le dice a Apolo «aunque estuviera sujeto por cadenas tres veces más duras y aún a la vista de todos vosotros dioses y diosas, no me importaría estar ahí en lugar de Marte con la bella Afrodita». Los dioses se parten de risa con el comentario y con la situación. En realidad, se ríen de Vulcano. Es una de las pocas veces que los dioses se ríen.
Ese episodio lo cuenta Homero en esa obra maravillosa que es la Odisea, hace que lo relate un poeta de la corte de Alcínoo, durante un banquete que este rey de los feacios ofrece en honor de Ulises para entretenerlo a él y a los asistentes a la cena.
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Recordaba esta genial historia mitológica a propósito de la canción de Shakira contra Piqué por su infidelidad, con millones de descargas en todo el mundo (otro artículo es la letra magistral de su canción). En una dimensión menos planetaria, también a propósito de Tamara Falcó y la infidelidad aireada de Iñigo Onieva. Seguimos con máximo interés todo lo relacionado con estas infidelidades, son lo más buscado en la red (ahora no es de hierro, es virtual), divierten nuestras conversaciones y nos sirven para evadirnos del día a día. ¿Cómo no vamos a entretenernos nosotros con estas historias, al igual que Ulises y los feacios, si hasta los dioses se ríen con ellas?
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