Como cada agosto, las formaciones agrarias vuelven a reclamar a las autoridades un aumento de la vigilancia policial para tratar de evitar los robos de ... cosechas de algarrobas. Una vez más.

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A lo largo del año ya resulta previsible la secuencia de reivindicaciones de las organizaciones agrarias, según la sucesión de producciones y sus respectivos riesgos y circunstancias. Vienen a ser pautas que, por la costumbre, se esperan según las fechas, y tal insistencia demuestra además el poco caso oficial que se hace a los problemas denunciados. Ahora tocan las algarrobas, como antes fueron las patatas y cebollas, y pronto llegará el turno de la vendimia, y después las quejas por las plagas y cortas cotizaciones del arroz, tras lo que se suscitarán renovadas controversias por las injustas importaciones de cítricos de países terceros, en especial de Sudáfrica, con sus incidencias de competencia desleal y deficiencias fitosanitarias, para recalar en la polémica de la quema de la paja de arroz, las consecuencias del veto ruso y del brexit... Y así hasta enlazar con la secuencia siguiente.

La cuestión de las algarrobas se presenta con un factor nuevo que, siendo buena noticia para el agricultor, añade más complicación: como los precios han subido, aumenta el afán de los ladrones y los propietarios tienen que acelerar vigilancias y recolecciones para evitar que les quiten lo suyo. Para mayor escarnio se está extendiendo entre ladrones la 'moda' de enviar por delante a chiquillos para recoger algarrobas ajenas, y así minimizan riesgos legales.

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) ha pedido la implantación de un plan especial de vigilancia, con actuaciones no solo en el campo sino en los puntos de compra-venta, porque se sabe que hay sitios en los que se acepta la mercancía y, a cambio de no exigir la documentación agraria en regla, se pagan precios más bajos que contentan a quien no ha tenido ningún gasto en el cultivo.

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Ayuntamientos y policías locales tienen en esto un papel esencial, pues están más cerca de todo y conocen a unos y otros. Es verdad que no se puede vigilar permanentemente todo un término municipal, pero es más efectivo controlar donde se compra el producto: si se logra que nadie pueda comprar lo robado, nadie lo robará.

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