RODRIGO, SIEMPRE EN MI EQUIPO

Es miércoles y ayer jugamos contra el Ajax. Como tengo que mandar estas líneas el martes lo hice sin saber el resultado y con el alma en vilo. Hoy seguramente todos los titulares harán mención a la gesta del Valencia ganando al Ajax, o eso espero. Y si no es así pues toca pensar, desde ya, en ganar al Real Madrid el domingo. Y si este partido era importante también lo fue el del pasado sábado entre el Valencia y el Levante, el derbi valenciano, mejor dicho, de la ciudad de Valencia.

Estuve con mi familia en el Ciutat de València y, excepto los insultos intolerables a Parejo por parte de un reducido grupo de aficionados, el partido transcurrió dentro de lo normal. Ambas aficiones demostraron que la rivalidad no está reñida con el buen rollo. Al final unos se fueron más contentos que otros a casa. Y mi familia y yo salimos del campo felices porque, además de ganar después de ocho años, vimos al Valencia que queremos ver, comprometido, peleón y con una fe inquebrantable. Y como casi siempre hay que destacar el trabajo colectivo del equipo, porque son un equipo, pero mención especial merece el partidazo que hizo Rodrigo. Y no marcó pero dio dos asistencias de gol y contribuyó de manera decisiva al triunfo.

Su generosidad es en ocasiones más importante que sus goles. Si a su visión de juego le unimos el talento de Ferran, Gameiro o Parejo, el resultado es magia. Algunos le critican últimamente por su falta de gol. A estos yo les diría que el talento y la generosidad a veces no son gol pero ayudan a marcarlos. Y su implicación es máxima, como la del resto del equipo. Se habla y mucho de su posible salida en enero y quiero pensar que son historias de la prensa madrileña ahora que el Atlético de Madrid anda en horas bajas. Yo quiero muchos Rodrigos en mi equipo y por mucho tiempo.

Que Rodrigo destacase en este partido no quita mérito al inmenso trabajo del resto de sus compañeros. Cada día creo más en este equipo, cada día me recuerda más al que teníamos no hace mucho. Son jugadores que se lo dejan todo en el campo y luchan hasta el final. Y cada día creo también que Celades puede ser un buen entrenador. Aunque a veces parece que improvise sobre la marcha, y por suerte le sale bien. Empezamos mal los partidos pero la situación cambia en las segundas partes. Desde aquí le diría al míster que nos evite el sufrimiento de las primeras partes y aplique antes la fórmula de la reanimación.

Y acabo recordando aquella narración histórica de la semifinal de Copa del Rey contra el Getafe, del «tocó en Hugo Duro» al ¡qué bonito es el fútbol cuando se vuelve loco! Y es que el fútbol se volvió loco en el derbi y la afición valencianista loca de alegría.