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Chanquete se murió en una época en que nadie se rasgaba las vestiduras por un espóiler. Hoy en día uno no puede hablar del final de 'El sexto sentido' o de 'Seven' (aunque se estrenasen hace décadas) sin preguntar antes si todos los presentes han visto esas películas, no vaya a ser que conocer el desenlace les produzca un colapso cardiovascular. Uno de los problemas de la moda seriéfila es que hay muchas tonterías alrededor de ella y una de las más recurrentes es la de preservar los finales a toda costa.

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En el imaginario colectivo se ha instalado la idea de que la experiencia de seguir una serie se desvirtúa si se anticipa lo que va a ocurrir. Y 'Verano Azul' ya demostró en los años ochenta que no es así. Que uno puede saber que ese día morirá el protagonista y sufrir del mismo modo que si le pillase por sorpresa. Decenas de generaciones pueden atestiguarlo, todas las que han ido viendo las repeticiones de la serie de Mercero y conocían el fatal desenlace del marinero.

Los tiempos han cambiado mucho, como ya dije antes. Entonces se decidió adelantar en una revista lo que le pasaría a Chanquete porque los psicólogos advirtieron de que el suceso podía ser de gran impacto para los niños y que era recomendable que llegasen avisados al visionado del capítulo para que lo digiriesen mejor. Eso no ocurre con el espectador de hoy en día, al que se le considera más resabiado y más duro. Y más preparado para encajar, por ejemplo, que se cargasen a la mitad del elenco de 'Juego de Tronos' de las maneras más bestias posibles. Aquellos que veíamos a Javi, Desi y Bea éramos más inocentes y sensibles y aunque comenzábamos a convertirnos en seriéfilos no sospechábamos todo lo que vendría después.

Matar al protagonista es una baza que cualquier guionista guarda bajo su manga

El grito de Pancho, «Chanquete ha muerto», ha quedado archivado en nuestra memoria con más fuerza que otros muchos acontecimientos y casi todos somos capaces de recordar cómo asumimos semejante noticia.

Matar al protagonista es una baza que cualquier guionista guarda bajo su manga para impresionar al gentío, porque es consciente de que la pérdida de un personaje encoge nuestro corazón. Y si no que nos lo pregunten a quienes seguíamos 'A dos metros bajo tierra', 'Dexter' o 'The good wife', que derramamos lágrimas por estos giros de guion. En algunos casos el sofocón fue tan grande, como en 'Padre de familia', que fue preciso dar marcha atrás para no espantar a los más fieles espectadores.

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Acabar con un personaje es también un remedio para resolver las desavenencias con un determinado actor. Y si no que se lo pregunten a Kevin Spacey, que desapareció de la noche a la mañana de 'House of cards', aunque durante las temporadas anteriores acaparase todas las secuencias.

A Mercero no sería capaz de darle lecciones ningún advenedizo de las series actuales

Lo de Chanquete fue otra cosa. Posiblemente su muerte terminó de encumbrarlo y si no hubiese sucedido tal cosa lo recordaríamos con cariño, como a Piraña o a Julia, pero no con tanta emoción.

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Es verdad que Ferrandis hizo una interpretación prodigiosa, pero es que además tuvo la suerte de tener detrás a uno de los mejores guionistas de nuestra televisión. A Mercero no sería capaz de darle lecciones ningún advenedizo de las series actuales, porque él sabía lo que era un 'shippeo' o un 'salto de tiburón' antes de que esos neotérminos se inventasen.

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