Urgente Tres afortunados se reparten 105.000 euros con la Primitiva de este lunes

El trinquete de Pelayo, instalación decana en la ciudad de Valencia con un siglo y medio de vida, estuvo a punto de morir de inanición no hace mucho. Afortunadamente, un mecenas como el empresario José Luis López puso el dinero de su bolsillo para salvar parte de la historia de los valencianos. La administración, algunos por exceso y otros por defecto, ha atropellado al deporte autóctono de la Comunitat con un ninguneo absoluto. El PP malgastó el dinero de todos en una Ciutat de la Pilota inútil, mal hecha, inacabada y ubicada en un lugar de difícil peregrinaje para ver las grandes partidas de este deporte. Ni Serafín Castellano pudo arreglar el entuerto. Los que llegaron, se abrigaron en la palabrería del Botánico para no convertir los renglones en hechos. Todo lo que cae en el bando de Compromís es gaseoso. Las camisetas de Mónica Oltra fueron la primera pista de la escasa consistencia del programa de una coalición que pasará a la historia por las ocurrencias del concejal italiano de Vico Equense, que ha convertido el ciclismo popular en el deporte autóctono de la ciudad a golpe de carril bici. Si Compromís hubiera estado en la oposición y José Luis López hubiera dado un grito de auxilio, de debajo de la primera piedra hubiera florecido un Salvem Pela(i)yo como la copa de un pino. El deporte en esta ciudad, en los últimos cuatro años, ha funcionado al calor de la inversión privada para dar lustre a una gestión hueca que se ha agarrado como una lapa al dinero de otros para salir en la foto. A Joan Ribó le ha venido de perlas el esfuerzo de aquellos que nada tienen que ver con lo público. José Luis López, protector de la pilota valenciana, ha pegado un golpe encima de la mesa para que, como mínimo, nadie se aproveche de la gestión de su propiedad. Insisto, ha salvado Pelayo, joya de la ciudad, mientras la administración se pasaba la pelota sin asumir ningún tipo de responsabilidad y a Marzà, ciclista interruptus, el deporte le ha importado un pito y un pepino. Pero López está harto, cansado de poner su casa para que la Generalitat se haga publicidad gratuita, y ha cerrado el grifo para no ser el pagano de una conselleria de Educación y Cultura que tiene al Deporte como el hermano pobre. Y mientras tanto, en la Federació de Pilota Valenciana contentan a amigos y corralitos. Mientras llegue la subvención, Daniel Sanjuán se pondrá de perfil para llenar el buche de otros y repartir limosna entre aquellos que barren el polvo de su gestión. La pilota, anclada en el pasado, lleva camino de morir por culpa de la administración y de aquellos que tienen el deber y la obligación de impulsar el deporte de la Comunitat con el dinero de todos los valencianos. A este paso, sólo queda rogar y rezar para que José Luis López dure muchos años.

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