SMS sanador

Parecía que no les iba a llegar nunca, pero si, esta semana arranca la vacunación de los de treinta y tantos. ¿Recuerdan la serie? A lo que iba. Están como por mitad de la lista, como cuando la profesora decía Martinez Teresa, Navarro Jose, Ortiz Jorge... Pues así. Y claro, a los que restan les invade la inquietud ¿qué vacuna me tocará? Porque en la calle ya tenemos mucha experiencia acumulada que se ha transformado en la leyenda urbana sobre las vacunas y sus secuelas. Es el tema de moda. Es recurrente y te saca de algún apuro conversacional. A los que les ha tocado el pinchazo de Moderna y Pfizer son el top: van caminando como a dos metros sobre el suelo porque son las mejores vacunas. Se les nota, son los elegidos. Esos no tienen casi ni secuelas ni nada. Pero ¡ay! como te toque la Jansen date por doblemente tocado porque, de un lado, vas a pasar 24 horas del revés entre fiebres, sudores y algunos temblores y, por otro, porque te has quedado sin fin de semana. O eso les ha pasado a la mayoría.

Y esto es un no parar porque todo puede ir a peor, sobre todo, si los astros se alienan en forma de vacuna de AstraZeneca porque entonces directamente te conviertes en negacionista como Miguel Bosé, no vas, o sencillamente, te multiplicas por cero como decía Bad Simpson para desaparecer. Es que que a este paso, ya verán, acabarán constituyendo una plataforma de afectados por la vacuna de AstraZeneca. ¡Menudo lío a costa de la segunda dosis! Menos mal que nuestro abanico se acaba aquí porque aún hay más versiones, ya saben, la cubana, la rusa o la china.

Al final en este país somos un tanto descreídos porque resulta que la vacuna mejor va a ser la española. Y para cuando llegue vamos a estar ya todos con el chute puesto. Nuestros investigadores son unos cracks y aunque han ido a su ritmo sin dejarse llevar por el ímpetu comercial de los grandes laboratorios parece que van a sacar la mejor versión contra la enfermedad. Ya lo dijo Boris Johnson, pero en este caso al revés. ¡Vamos a romper el mercado mundial! Yo me alegro por la parte que le toca a este país y, sobre todo, porque como parece que esto de vacunarse ha venido para quedarse, pues el año que viene, que nos pongan a todos la vacuna nacional. Ya que vacunarse es como un deporte de riesgo, si hay que jugársela, apostemos por lo nuestro. ¿No les parece?