La Comunitat Valenciana se ha convertido en la gran estrella a seducir de cara a las elecciones municipales y autonómicas. No lo digo yo, lo han demostrado los mandamases del PP y del PSOE, Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, al ocupar la tribuna del ' ... cap i casal' con tan solo 24 horas de diferencia. Los populares achacan a los socialistas organizar su festival después de conocer su calendario y contraprogramarlo a nivel mediático y social.
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Analizados los dos eventos, mi amigo Rogelio profundiza en algunas diferencias entre ellos cuyo origen localiza en que por primera vez desde hace tiempo el PP se encuentra en la oposición en el podio Gobierno central-Generalitat-Ayuntamiento de Valencia, circunstancia que determinó las alocuciones de los dos líderes. Mientras Sánchez, independientemente de que su presencia beneficie o perjudique, vino a reforzar a Ximo Puig y Sandra Gómez (el resto de las candidaturas de España pareció no importarle demasiado) Feijóo compareció para reforzarse porque sus candidatos a la Generalitat y Ayuntamiento de Valencia, Carlos Mazón y María José Catalá, especialmente esta última, expresaron claramente su convicción de alcanzar su séptima estrella (seis alcanzaron Rita en la capital y Zaplana y Camps en la Comunitat).
Mi amigo destaca la intervención de Catalá «fíjate cómo fue que arrancó dos 'olé' a su jefe máximo y arrancarle un 'olé' a un gallego no lo consigue ni Morante en una buena tarde». Debió pensar «esta tía me va a entregar Valencia». Los populares dan la impresión de estar persuadidos por la vía de Díaz Ayuso. España y Sánchez, santo y seña del argumentario.
Es verdad que Sánchez con sus apuestas que él califica arriesgadas y que atentan contra la Constitución, les ha facilitado la deriva. Por ello, ocupó parte de su intervención en culpar al PP de todos los males presentes y futuros, pero además se dedicó a empujar a los suyos, a ayudar a Ximo para la continuidad y a Sandra para la ascensión, comprometiéndose a satisfacer la reivindicación del agua para los regantes y solucionar el grave problema de la industria cerámica. Hasta le piropeó al hablar de la designación de Sagunto como sede de la gigafactoría de baterías «si no hubiera sido por el presidente Puig, muy probablemente este proyecto no hubiera salido adelante».
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Conclusión, la batalla valenciana es esencial. Así lo reconocen con su comportamiento los principales protagonistas. Como escribía Burguera el domingo en este periódico «lo que ocurra en la Comunitat en las próximas elecciones autonómicas servirá de guía y estado de ánimo político para el presidente del Gobierno y para el que aspira a serlo». Así es la vida.
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