
SÁNCHEZ TAMBIÉN QUIERE SU LEY, PERO NO UN PACTO
PABLO ROVIRA DELEGADO DEL PERIÓDICO MAGISTERIO EN LA COMUNITAT
Martes, 7 de enero 2020, 07:33
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PABLO ROVIRA DELEGADO DEL PERIÓDICO MAGISTERIO EN LA COMUNITAT
Martes, 7 de enero 2020, 07:33
Pedro Sánchez escribió su carta de los Reyes Magos y ha necesitado del refuerzo de Papá Noel, el 'Tió de Nadal', el 'olentzero' y de las Reinas Magas de Enero para recibir una presidencia de Gobierno. Comienza así la legislatura que por lo visto ya en el Congreso, será bronca, y que cuente con la enorme dificultad -para muchos, un imposible- de depender su estabilidad de aquellos con los que se quiere negociar el problema territorial. Es decir, el garante del garante de la unidad de España será sobre quien hay que ejercer ese rol de gobierno.
No hay que perder la perspectiva de que estos acuerdos parlamentarios, no obstante, lo que sustentarán es un gobierno de coalición entre PSOE y Podemos que han acordado un pacto de legislatura. Y que entre sus puntos se recogen varias iniciativas educativas. Este pacto, en cuanto a la Educación, es poco ambicioso sobre el papel, tanto como reforma educativa como en las ansias históricas de la izquierda. Posiblemente, porque mucho se habla de las ganas de Sánchez por alcanzar la presidencia, pero se minusvalora el empeño de Iglesias por que Podemos acceda al gobierno. La coalición es la suma de dos ilusiones políticas -y sus equivalentes ambiciones personales-, que tanto ha llevado al PSOE a estirar su carácter nacional como a Podemos a enmascarar sus alegatos más contundentes. Entrar en el gobierno como sea, y luego ya se verá.
Por eso lo más significativo de lo que recoge sobre Educación este pacto de gobierno es, primero, la derogación de la Lomce y, segundo, la ausencia de cualquier mención a alcanzar un pacto educativo en España. Tras el intento de Zapatero con Gabilondo y de Rajoy con Méndez de Vigo, se retira de la mesa pública la eterna reivindicación de todos los agentes educativos y políticos sobre la conveniencia de alcanzar un acuerdo en la materia. Cierto es que estas declaraciones siempre han sido cómodas, seguidas de líneas rojas que de facto imposibilitaban cualquier pacto. Sin embargo, estrenamos la década eliminando la quimera de la anterior. Fíjense que en la legislatura que ahora empieza se ve más probable llegar al acuerdo territorial con los independistas que un pacto escolar.
El 5% del PIB para 2025. Este objetivo recoge el pacto entre PSOE y Podemos, un número áureo que Pedro Sánchez exigía en 2018 para seguir en la negociación del Pacto educativo. Ahora el próximo gobierno se compromete a alcanzar esa cifra más allá del final de su legislatura, lo que representa la promesa más floja de las hechas -e incumplidas- nunca por un gobierno. Así, a falta de una inyección presupuestaria inmediata, el documento tira de ideologías tangenciales para desenfocar las polémicas políticas que vendrán. Primero, la asignatura de Religión que, para no ser importante como todos dicen, ocupa uno de los once puntos de gobierno. Segundo, algo mucho más minoritario y también ideológico: la quina contra la enseñanza diferenciada.
Si es por urgencias e importancia, el pacto enumera, pero no profundiza, en dos de las principales dianas de nuestra escuela: la lucha contra el abandono educativo y contra el acoso escolar. Planes de estos se hacen desde hace 20 años y así estamos. En cuanto a la universalización de 0 a 3 años y las ayudas para libros y comedor, las autonomías llevan la delantera al Estado desde hace tiempo.
Por tanto, lo más significativo del acuerdo son los principios que apuntalarán la que llaman Ley Básica de Educación que sustituirá a la Lomce. Esto es, «que blinde la Educación pública como eje vertebrador» en cuanto queda la duda del papel que en esta visión jugará la concertada; qué significa «la personalización de caminos formativos», esto es, si se tratan de nuevos itinerarios más o menos permeables u otras cosas; y la concreción de la «formación en valores y el desarrollo de capacidades transversales» que tanto requiere nuestra enseñanza tan academicista.
Por último, el texto recoge la incertidumbre sobre los centros de Educación Especial los cuales, según una visión de escuela inclusiva, deberían tender a desaparecer, lo que causa desazón desde hace meses en familias y centros afectados. A través de Twitter, la ministra ha desmentido que ese sea el objetivo. En el documento, no figura la promesa reciente de armonizar la Selectividad. Ya entramos en el 'otro' gobierno: el que lidiará con los nacionalismos que entienden la escuela -y las lenguas- como su propiedad.
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