Sano, sanote
LA GUERRA POR MI CUENTA ·
CARLOS FLORES JUBERÍAS
Miércoles, 3 de noviembre 2021, 00:00
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LA GUERRA POR MI CUENTA ·
CARLOS FLORES JUBERÍAS
Miércoles, 3 de noviembre 2021, 00:00
El anuncio hecho público por nuestro siempre ocurrente Ministro de Consumo de que en beneficio de la salud pública piensa prohibir la publicidad de productos ... de bollería industrial entre niños y adolescentes ha pillado a nuestro siempre oportuno President de la Generalitat como quien dice con las manos en la masa: recién salido de las Cortes Valencianas a donde había acudido para defender la oportunidad de esa campaña de promoción de la sodomía financiada por su gobierno, graciosamente ilustrada con las imágenes un donut -y no de uno cualquiera: de uno de esos glaseados y con cositas encima- y de un plátano. Lo que, cuanto menos a mi, me ha dejado con la impresión de que en lo único que están de acuerdo Garzón y Puig es en que lo mejor del donut -la parte más sana, dirá uno; la más sabrosa, defenderá el otro- debe ser el agujero. Bueno: y también con la sensación de que a quienes mandan en el Institut Valencià de la Joventut aun les falta -Oltra dixit- «una bollideta», porque eso de proponernos «dejar atrás el tabú sobre el sexo anal» ilustrando su mensaje con productos de Mercadona es la cosa más mojigata que he visto desde que allá por los años setenta los curas de mi colegio me explicaron eso de que el papá plantaba una semillita en la barriguita de la mamá, y de ahí salían los bebés.
Aunque pensándolo bien, en otra cosa más están de acuerdo Garzón y Puig, pese a que éste sea socialista al estilo Willy Brandt y aquél socialista al estilo Erich Honecker: en que entre sus obligaciones se encuentra la de organizarnos la vida a los demás, adoctrinándonos el uno sobre qué cosas no debemos meternos por la boca, y el otro sobre cuales deberíamos probar a introducirnos por el otro extremo del tracto digestivo. Sin que me tranquilice demasiado la puntualización de que sus opiniones a este respecto no son más que consejos, y que llevarlas a término no es obligatorio. Que todos sabemos ya el valor que tienen las promesas para este Gobierno.
Claro que, en su defensa, el Gobierno bien podría argüir que en otros muchos aspectos de la vida sus políticas han ensanchado nuestros horizontes y extendido nuestras libertades. Y, en efecto, estos adolescentes a los que no se les va a dejar merendar más bollycaos son los mismos que -de seguir adelante sus planes- podrán en breve cambiarse de nombre a los doce años y de sexo a los dieciséis, abortar sin ni siquiera informar a sus padres, y fumar maría no bien pillen un buen camello.
¿A ver si lo de la socialdemocracia que se ha vuelto a poner de moda desde el Congreso de Valencia era exactamente esto -socialismo a la hora de merendar, y democracia a la hora de acostarse-, y yo aun no me había enterado?
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