Santa Cecilia

Durante muchos años he tenido la oportunidad de haber presentado conciertos de distintas bandas, haber sido mantenedor en otras ocasiones, como el caso de Los Litros de Buñol, y un largo etcétera, de ahí mi vinculación con la música, sobre todo la de banda, que se vio incrementada al ocuparme de las informaciones desde LAS PROVINCIAS relativas al mundo bandístico, que dicho sea de paso algunos exquisitos la consideraban de segunda clase. Pobres ignorantes.

Acerca de Santa Cecilia recuerdo un viaje a Roma, hace ya muchos años, y mi visita al Trastevere, el barrio bohemio más encantador de la ciudad, donde se alza la Basílica de Santa Cecilia y donde supuestamente reposan los restos de la santa. En el interior de este templo se encuentra una estatua en mármol de ella, recostada como si estuviera dormida, original de Stefano Maderna.

Hasta aquí todo normal. Sin embargo, observé que en el cuello mostraba un profundo tajo. Me sorprendió y pregunté al guía oficial si podía aclararme la duda. Ni corto ni perezoso aquel personaje, que resultó ser un estudiante de Bellas Artes, me explicó lo siguiente: «El martirio de Cecilia tuvo dos fases. Primero quisieron asfixiarla con vapor en las termas de su casa. Al no lograrlo llamaron a un verdugo para que le cortase la cabeza. La historia relata que el verdugo dejó caer el hacha tres veces sin conseguir cortar la cabeza y huyó despavorido. La santa, maltrecha, murió tres días después». Claro, de esta forma se aclaró la duda que hasta ese momento tenía acerca de la patrona de los músicos.