Si hay una palabra que define lo vivido estas últimas semanas con motivo del centenario esa es 'sentiment'. Hemos tardado en celebrarlo pero ha valido la pena. Y es que los actos que han tenido lugar estos días han estado cargados de emoción y sentimiento. Desde la falla Tío Pep, la mascletà valencianista, la presentación de la autobiografía de Kempes, el homenaje de la Tertulia Torino o la marcha valencianista. Todos ellos han estado acompañados del cariño de los valencianistas y de toda la ciudad. Uno de los actos más emotivos, sin duda, fue la marcha cívica del día 18. ¡Cuanto sentimiento se respiró en esa marea valencianista! Padres, hijos, abuelos, familias enteras recorrieron las calles de Valencia portando orgullosos sus camisetas, ondeando sus banderas al son de los acordes de nuestros himnos. Sí, digo himnos, porque para mí no hay sólo un himno del centenario, hay más de uno y todos me representan. El de Bombai, el de Tardor, el Amunt València de toda la vida. Todos son capaces de emocionarme. La marcha transcurrió en un ambiente festivo en el que se veía en los rostros mucha emoción contenida y en otros esa emoción se reflejaba en lágrimas. A medida que avanzábamos la emoción era aún mayor porque éramos conscientes de que lo que estábamos viviendo era algo histórico, algo muy grande. Sólo el fútbol, y el Valencia en nuestro caso, es capaz de unir a tanta gente con un mismo sentimiento. Me emociono y me abrazo con quien está a mi lado, sin importarme su ideología, porque sé que es del mismo equipo que yo. He echado en falta en alguno de los homenajes que se han celebrado por el centenario la escasa implicación de la plantilla actual. Ellos también forman parte de estos cien años de historia. El centenario es el pasado y el futuro, pero también es el presente y ellos lo representan. Que ninguno de nuestros capitanes estuviese acompañando a Mario Kempes y el resto de leyendas en la marcha no tiene justificación. Las leyendas, los de antes, los de siempre, sí han estado en todo y han demostrado su amor a este escudo. Pero si creíamos que a la marcha nada lo iba a superar, nos equivocamos. Lo vivido el domingo en el partido de leyendas fue sencillamente mágico e inolvidable. Quedará en nuestra memoria para siempre. En Mestalla estaban todos los que a nosotros y a nuestros padres algún día nos hicieron felices y nos rompieron el corazón. Mestalla estaba lleno de niños, como hacía mucho tiempo no veía, felices y emocionados viendo a los que han dado tantos momentos de gloria a su equipo. Este homenaje a las leyendas va a significar un antes y un después en la historia de nuestro club. El valencianismo está más fuerte y más vivo que nunca. Menos mal que acaban los actos del centenario, de momento, porque no me quedan más lágrimas que derramar.
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