Urgente Aemet mantiene la probabilidad de lluvias y avanza «rachas muy fuertes de viento» para los próximos días en la Comunitat

Es septiembre y toca volver a la nueva normalidad pero alcanzar su plenitud es una quimera en términos absolutos y, si lo aterrizamos en lo ... particular, un reto casi imposible para algunos porque Charlie Watts ha muerto. Y ya nada volverá a ser igual. Muchos hemos crecido al ritmo de los Rolling Stones y sus canciones han sido la banda sonora de parte de nuestras vidas. Muy pocos, salvo los más muermos, se han resistido ante el ritmo único que marcaba el mítico batería que ha levantado de sus sillas incluso a los más alérgicos al bailoteo.

Publicidad

En mi época -como dice mi madre- existía una clara línea que nos identificaba irremediablemente: o eras de los Rollings Stones o eras de los Beatles. No se admitían medias tintas aunque, por qué negarlo, era mucho más complicado ser de la banda inglesa que estaba en descomposición y sin John Lennon. Puede que fuera una impertinente pregunta pero la respuesta era tan simple como definitiva por la incompatibilidad manifiesta entre los incondicionales de ambas bandas. Frivolidades de la juventud, supongo. Y a partir de ahí, empezamos a crecer, a relativizar estos axiomas y a descreer de postulados extremos. Yo era de los Rolling.

Watts era distinto. Un maestro. Sus orígenes vinculados al jazz -para lo sabios la auténtica música con sus melodías y acordes ajenos al ruido del rock tan alérgico a la improvisación- marcaron una distancia abismal frente al resto. La magia en el manejo de las baquetas nacía desde sus elegantes muñecas. Todo en él era diferente: su aspecto, su fuerte personalidad y su carácter más reservado le hacía distinto.

Con él acaba una época y se pone fin a su estilo, que era la garantía de la marca Rolling

Con Watts se acaba una época y se pone fin a su estilo que era la garantía de la marca Rolling. Porque en eso consiste el arte: lograr una manera particular de crear, de pintar, de componer o de tocar que identifique a su autor.

Publicidad

Sin Charlie Watts pierden su condición de inmortales Mick Jagger, Ronnie Wood y Keith Richards. Se ha roto el hechizo que nos impedía verles como lo que realmente son: unos octogenarios exprimiendo su forma de vida haciendo lo que realmente saben hacer bien.

Han pasado los años y los Rolling siguen inspirando a mucha gente con su ejemplo vital poniendo el foco sobre una generación que está poniendo en práctica otra manera de envejecer y de cumplir años diferente a lo acostumbrado. Seguro que tendrán a más de un Watts o a un Jagger en su entorno más cercano. Alguien que sigue en pie con fortaleza sobre su particular escenario. Personas que a pesar de los años acumulados luchan con coraje frente a las adversidades de la edad en cualquiera de sus manifestaciones. Todos tenemos a alguien cerca así. Las vacaciones me han permitido conocer a un Rolling de la terreta y les comparto su magistral receta frente al párkinson contra el que lucha hace casi diez años. La estrategia de la doble a: actitud y actividad. Gracias, Señor Soria. Hasta siempre, Señor Watts.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€

Publicidad