Un ministerio de Defensa ha de estar para defendernos. Se supone. Pero en estos tiempos de tantos cambios, todo revuelto, tantos convencionalismos, muchas cosas del ... revés, ha de salir la ministra del ramo a recordar, en medio del Congreso de Diputados, que para eso esta ella y su departamento, para defendernos. Y a la tropa de a pie nos da un no sé qué a estas alturas, con el diputado Gabriel Rufián en su pose de sobrado, tan arrogante, una mano en el bolsillo, proclamando lo que acostumbra, que lo suyo está por encima del bien y del mal; y lo demás, lo que se alinee enfrente, es producto de desecho, cosas de fachas.
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«Pida la entrada en el PP», le dijo el diputado independentista catalán a la ministra de Defensa, señalando que parecía más ministra del PP que del Gobierno de coalición que encabeza el PSOE. A ello replicó Margarita Robles diciendo que mientras el líder de ERC se dedica profesionalmente a la política, ella es independiente y tiene una carrera judicial. «No me dedico profesionalmente a la política», sentenció la ministra, que argumentó además, sobre la polémica del presunto espionaje a políticos independentistas: «¿Qué tiene que hacer un Estado, un Gobierno, cuando alguien vulnera la Constitución, cuando alguien declara la independencia, corta las vías públicas, realiza desórdenes públicos o está teniendo relaciones con dirigentes políticos de un país que está invadiendo Ucrania?»
El presidente de la Generalitat catalana tiene razón al concluir que, con tales palabras, la ministra de Defensa está justificando el supuesto espionaje. Pero es que a lo mejor la mayoría de los ciudadanos, eso que tantas veces se ha llamado la 'mayoría silenciosa', aplaude que se 'espíe' a quien maquina en contra. Naturalmente, dentro de la legalidad, de lo que nos enseñaron que debe ser un estado de Derecho. Para eso se supone que esta en última instancia un Estado, un Gobierno, un Ministerio de Defensa... Para defendernos.
Los 'indepes' señalan a las 'cloacas' del Estado, y no les restamos habilidad. Tienen permanentemente por el mango la sartén del chantaje. Ellos llevan la razón genética, los demás son contrarios por definición. Cuando salieron a relucir sus alianzas con otras 'cloacas' más próximas e intentos de trabar redes propias de 'inteligencia', supieron hacer constar que era por su defensa lícita; lo otro, en cambio, es espionaje ilegal y condenable.
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Si de algo deberíamos culpar al entramado que nos debe defender, presuntamente, es de no hacerlo todo lo bien que debieran. Si sale a la luz es que fallan. Y la ministra Robles tiene que quedarse en medio de las Cortes, defendiéndose, tan sola, frente a profesionales de la política.
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