Es un futurible tan lejano como impensable por el momento pero me asalta la inquietud de quién vendrá después de Pedro Sánchez. Nada en apariencia presagia que esa circunstancia vaya a darse pero tengo presente esa foto, que seguro les habrán compartido, de aquel debate electoral en el que, de todos los candidatos, sólo queda Pedro Sánchez. Sólo él se mantiene como líder de su partido mientras los demás han ido cayendo desde Albert Rivera, a Pablo Iglesias o Pablo Casado. Y todos han sido sustituidos de forma tan efectiva que ahora parece que Nuñez Feijoo, Diaz o Arrimadas siempre estuvieron aquí. Conviviendo entre nosotros.
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En este contexto es casi inevitable caer en la tentación de dejar volar la imaginación en busca de quién será el recambio del PSOE. Aunque tarden. Ningún ilustre del PSOE, ni siquiera aquellos que mandan en el Ibex y se les atribuyó en su día la promoción del ex líder de Ciudadanos Albert Rivera, estarán barruntando ese día de después. ¿Quién piensa en eso a estas alturas?
Lo mejor de Pedro Sánchez está aún por llegar. La presidencia europea que toca por turno a nuestro país en el segundo semestre de 2023 está a la vuelta de la esquina y es evidente que ya trabajan en Moncloa en reforzar ese perfil exterior de cara al tramo final de la legislatura. Se le ve cada vez más cómodo gestionando asuntos internacionales. Moviéndose entre banderas.
Porque aunque pueda parecer lo contrario, Pedro Sánchez sólo es presidente desde junio de 2018. Es decir, ni siquiera ha cumplido 4 años en el cargo aunque le ha pasado casi de todo. Año convulsos y difíciles sin comparación. Conviene reconocerle su capacidad de resistencia puesta a prueba en un contexto ciertamente complicado. Sus años de gobierno son una cadena de episodios inéditos en casi todos los ámbitos. Años tan duros que si miras hacia atrás parece como que Sánchez siempre ha estado aquí. Pero es que antes hubieron otros pero, como hemos pasado tanto, se hacen tan lejanos que empieza a costar recordarlos. Suenan a la prehistoria pero si Sánchez es nuestro contemporáneo, Rajoy es como de la Ilustración, con Zapatero y Aznar pasamos de la oscuridad medieval al Renacimiento y así hasta el paleolítico superior de la democracia que fueron Felipe González o Adolfo Suárez.
Veremos cómo se resuelve el nuevo capítulo de desorden político tras las escuchas y el robo de información de los móviles del gobierno catalán y central. Es un tema tan serio -porque aquí te escucha hasta Instagram- que abruma si en verdad responden a investigaciones ilícitas, si hay chantajes o coacciones que quizá nunca conozcamos del todo. O puede que sea, con el tiempo, cuando se desvele que fueron tan licitas como otras que ha habido. Antecedentes tenemos. Algún día lo sabremos. Así con estas cosas nos entretenemos, mientras siguen subiendo los precios, los impuestos y comienza a sonar la amenaza de las hipotecas.
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