Filmando 'El abuelo' en Oviedo, durante un cóctel con que nos agasajó el gobierno del Principado, un conocido artista local se acercó a Fernando Fernán Gómez (protagonista de la película basada en una novela de Pérez Galdós) y le dijo, con razón, que era ... la persona más culta que había en España. Tras darle las gracias, Fernando le contestó: 'De ser así, el mérito es del Bachillerato, que me lo sé de memoria'».
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La anécdota la cuenta el director y escritor José Luis Garci (Madrid, 1944) en 'Telegramas cinéfilos' (Reino de Cordelia, 2022), libro ilustrado con esplendor que reúne sus artículos publicados durante 50 sábados en el ABC Cultural. Garci nos ofrece sus disquisiciones sobre el mundo del cine con un enfoque amplio: los besos en la gran pantalla, actores y actrices, realizadores, guionistas, los especialistas que se juegan la vida en los rodajes, las bandas sonoras, los diseñadores gráficos...
«Lo primero que me impresionó en 'Vértigo' fueron los títulos de crédito. Diseño de Saul Bass. Te metían de lleno en el espíritu de la película«, rememora Garci. «Con el tiempo, supe que Bass era el responsable de maravillosos trailers, carteles y créditos de magníficos filmes de los años cincuenta y sesenta, desde 'Carmen Jones' de Preminger (con heir Otto colaboraría en trece ocasiones) hasta 'La tentación vive arriba' (Wilder) y 'Horizontes de grandeza' (Wyler), que tenía unos títulos inolvidables: las ruedas de la diligencia giraban al ritmo de la maravillosa música de Jerome Moross».
Compartí con un amigo alicantino, J. B. (1949-2021) muchos desahogos cinéfilos. En nuestros viajes -Portugal, Rusia, Turquía, Egipto...- le dábamos vueltas y más vueltas a nuestras películas amadas. Durante mucho tiempo siempre fueron las mismas. Compartían el podio 'West Side Story', de Robert Wise y Jerome Robbins, 'Desayuno con diamantes' (Blake Edwards) y 'Esplendor en la hierba' (Elia Kazan). Admirábamos planos y momentos, lamentando, eso sí, que las tres historias tuvieran un final tan triste.
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En la década de los 90, paseando una noche por las calles de Estambul, comentamos, algo preocupados, que los tres títulos eran de 1961. Nos estábamos quedando un tanto anquilosados. Decidimos llevar a ese podio, fuese como fuese, alguna película distinta. Teníamos que renovar nuestros puntos de vista, había que actualizarse un poco.
Estudiamos la opción de '2001, una odisea del espacio' (Stanley Kubrick, 1968). «Muy buena, aunque algo pesadita», dijo J. B. ¿Y 'El resplandor'? (Kubrick, 1980). «Las de miedo no lucen bien en estas listas tan sentimentales», apunté yo. ¿'Plácido? (Berlanga). «No, también es de 1961. Tenemos que modernizarnos», objetó J. B. Al final elegimos 'Siete mujeres' (John Ford, 1966) y 'My fair lady' (Gerge Cukor, 1964). Ambas pasaron a compartir el podio con los tres incombustibles clásicos, tan importantes en nuestras respectivas adolescencias. Ya teníamos cinco películas en un pequeño trono pensado solo para tres. Aquello empezaba a parecer el camarote de los Marx.
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De vivir J. B., me acercaría este verano a Alicante y le regalaría los 'Telegramas cinéfilos' de Garci. Algunas imágenes le emocionarían. Por ejemplo, la que tiene el siguiente pie de foto: «Vivien Leigh se baña en la piscina de Cukor». Por cierto, 'Lo que el viento se llevó' fue otra de las películas con aspiraciones a compartir nuestro podio. Me opuse yo.
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