La temporada maldita

Semanas atrás, en la anterior entrega de esta serie histórica, nos detuvimos a relatar la muerte de Vicente Peris, gerente del Valencia, ocurrida en Mestalla en febrero de 1972 en el transcurso de un Valencia-Atlético. El repentino fallecimiento de Peris fue, sin duda, la peor noticia de la que puede ser considerada una de las más desdichadas y amargas temporadas en la historia del Valencia.

Curiosamente, el club partía en septiembre de 1971 de una situación de bonanza ciertamente envidiable: campeón de Liga en el curso 1970-71 tras un cuarto de siglo, el Valencia afrontaba el reto de revalidar el título de la mano de un entrenador carismático, Alfredo Di Stéfano, y una plantilla joven, talentosa y comprometida, enriquecida con los resonantes fichajes de Quino, Lico, Adorno y Meléndez. Por primera vez en su historia el equipo disputaría la Copa de Europa, la máxima competición continental, reservada entonces a los campeones de Liga de cada país. El Mestalla había retornado, impulsado por la inercia victoriosa del primer equipo, a la Segunda División. Y desde los despachos se trazaban espléndidos planes para el desarrollo del club, entre los que descollaba la construcción de un nuevo espacio de oficinas en la trasera de Mestalla.

Durante gran parte de la temporada el Valencia mantuvo constantes vitales ilusionantes. El equipo marchaba en pos del campeonato sin perder comba con el Real Madrid, líder desde las primeras jornadas. Las obras del pabellón social avanzaban con celeridad. Y Rafa Blanquer, estrella de las secciones deportivas y el atletismo español, se preparaba concienzudamente en Alemania para participar en los Juegos Olímpicos de Munich. Tan solo el lunar de la temprana eliminación del equipo en la Copa de Europa (tras un turbulento (post)partido en Split, felizmente superado, se cayó contra el Ujpesti de Budapest) oscurecía el panorama.

Sin embargo, todo habría de torcerse a partir del febrero más triste que se recuerda en Mestalla. Como si de una maldición se tratase, las malas noticias comenzaron a caer, una tras otra, como golpes recibidos por un boxeador al borde del KO. En cuestión de meses fallecieron cinco personalidades relevantes en la historia del Valencia: al óbito de Peris se unieron los del delegado de las secciones deportivas, Antonio Sanmiguel (12 de febrero); el expresidente federativo y exdelegado de Mestalla Antonio Cotanda, cuya implicación ayudó al club a sobrevivir en 1939 (8 de marzo); el redactor de LAS PROVINCIAS Santiago Carbonell 'Sincerator', autor del primer libro de historia del Valencia (21 de abril); y el también periodista José Simón Barceló, que narró durante años los éxitos del club a través de La Correspondencia, El Mundo Deportivo y Radio Valencia (4 de julio). Además, el infortunio anidó en Blanquer, quien sufrió, en vísperas de los Juegos, una grave lesión en el tobillo que le impidió acudir a la cita.

Por si no hubiera sido suficiente, el día de San José de 1972 un escándalo arbitral perpetrado por el extremeño Sánchez Ibáñez dio la victoria al Real Madrid en Mestalla, privando al Valencia de los dos puntos que le acabarían separando del título. Y el 8 de julio, en la final de Copa, a la que el equipo acudía por tercera vez en otros tantos años, el Valencia, exhausto tras disputar casi cincuenta partidos oficiales en la temporada, cayó por 2-1 ante el Atlético. Fue el amargo desenlace de una campaña repleta de desdichas e infortunios. Una temporada maldita.