ENTRE TERUEL Y NOSOTROS

Inevitable y previsible el cachondeo a costa del gallardo diputado de Teruel. Teruel existe, claro que sí, pero nadie sospechaba que iba a existir para formar parte de la alegre pandilla donde moran los ricos periféricos que precisamente suelen despreciar a los terueles de España. Pero tanta chufla cebándose con Teruel se me antoja un abuso y faltarse con el recién llegado que proyecta ese perfume de pardillo o de listillo aprovechado no me gusta por fácil.

Prefiero fijarme en el papel de Compromís. Baldoví cree haber arrancado un premio a Sánchez. De ilusión también se vive. Tanta genuflexión conmueve. Justo cuando todos intentan ejercitar actividades de rapiña en el bazar del todo a cien Compromís jamás dudó. Lo que haga falta. En este sentido, el tono presuntamente combativo de los de Baldoví quedó diluido de inmediato porque ante la izquierda poderosa del que manda en el epicentro de la corrala política adoptan la sumisión total. Compromís, tan rebelde y peleón en principio, no ha hecho sino cumplir con esa extraña tradición valenciana que consiste en apoyar al triunfador sin exigir nada a cambio, sin ofrecer un leve problema ni demandar una breve reclamación. Mucha risa con Teruel pero mucha lágrima con Compromís. Justo cuando cada voto vale su peso en oro y platino ellos lo regalan a la primera y sin disimulo. Y encantados de la mansedumbre porque así militan en el rebaño. Entrañable el agradecimiento de Sánchez al recordar que gracias al Botanic hospitales privados (supongo que se refería a Ribera Salud) ahora retornan a lo público. Fue otra de sus numerosas mentiras: se trataba de gestión privada, y gratis total para los pacientes; pero tal y como lo expresó parecía que era un hospital privadísimo sólo para los ricos que se lo podían pagar. ¿Teruel? No, para descojono mejor Compromís.