Urgente Los jueces de violencia de Valencia auguran un colapso al tener que asumir las causas de agresiones sexuales

Las tradiciones navideñas cambian. Nada es perpetuo, ni siquiera en estas fiestas. Lo típico en fechas como en las que nos encontramos era enviar postales de felicitación o fotografías de los árboles y otros adornos que decoraban nuestras casas. Eso ha cambiado con la pandemia, ... y sobre todo con el brote de ómicron que ha hecho que se nos atragante el polvorón y el turrón.

Publicidad

Quien más y quien menos ha recibido o enviado en las últimas semanas una imagen de un test de antígenos para lamentar haber dado positivo o para felicitarse por no estar contagiado. Todavía, porque parece que de esta no se va a librar casi nadie. La doble raya o la línea única han sustituido a las instantáneas que captaban luces de colores, espumillón y guirnaldas. Los christmas ya no se compran en papelerías sino en las farmacias.

El protocolo en las cenas de nochebuena y de nochevieja también ha variado. Las mascarillas han ocupado el lugar relevante que antes tenían las pajaritas y la corbata. La etiqueta ahora la marca llevar una FFP2 o FFP3 en vez de una quirúrgica, que es como vestir de Prada o de outlet.

Lo correcto ya no es llegar con una botella de champán sino con una PCR que muestre que no estás infectado

Lo correcto ya no es llegar adonde te hayan invitado con una botella de champán o unos dulces bajo el brazo, sino portar una PCR que demuestre que el virus no te ha infectado, que te ha dado tregua para que puedas distraerte y pasar un buen rato rodeado de los tuyos. No hemos visto tantas colas para comprar cigalas o almejas como para hacerse pruebas que confirmen nuestro estado de salud. Las filas en la lotería de Doña Manolita se han quedado cortas si se comparan con las que se han formado en las puertas de algunas clínicas.

Publicidad

No todo lo monopoliza el coronavirus. No todos los problemas provienen de Wuhan. De vez en cuando dejamos de lado las cifras, los brotes y las incidencias y fijamos nuestra atención en otros lugares. Y ahí está Netflix para regular los temas de conversación que saldrán en las charlas con nuestros cuñados, entre el consomé y el cordero o justo antes de tomar las uvas con las Campanadas.

Este año no se discute tanto de política como de si te ha gustado o no 'No mires arriba', el último filme de Adam McKay, que protagonizan Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence. Se estrenó hace unos días pero quedarán marginados de cualquier discusión aquellos que aún no la hayan visto. No eres nadie si todavía no has emitido tu juicio sobre la película de moda. Todo va demasiado deprisa. Los virus saltan de continente sin posibilidad de detenerlos, las opiniones se vierten sin apenas tiempo para reposarlas bien.

Publicidad

La peli del cometa despierta pasiones y odios, no hay término medio, están los que la tildan de obra maestra por su mordacidad y los que la desprecian porque no la consideran suficiente progresista y atrevida. La olvidaremos enseguida, seguro. Posiblemente cuando este artículo salga ya habrá otro título en boga.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad