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Tiempo de descuento

EL ESTADO DE LAS INFRAESTRUCTURAS ·

Las inversiones en Cercanías pasan de largo una vez más para la Comunitat, que ha de conformarse con un plan de choque plagado de buenas intenciones y pocos euros

Isabel Domingo

Valencia

Sábado, 15 de enero 2022, 00:37

Risas. Dice la plataforma Crida pel Finançament que el Gobierno «se ríe» de la Comunitat al no incluir la ley de financiación autonómica en sus previsiones de 2022 y apunta que ya está bien de declaraciones, tanto del Ejecutivo central como de la Generalitat, ... haciendo entender a la sociedad que el tema está «en vías de mejora». Y es que, como apuntaba Juan Carlos Ferriol en su artículo del pasado domingo, la Comunitat lleva ocho años esperando una financiación justa y, casi con toda probabilidad, los nueve asomarán por la esquina en nada. Una situación que recuerda mucho a la de la red valenciana de Cercanías, que arrastra más de una década de déficit de inversiones sin que se ponga remedio y que no parece que vaya a solucionarse ni en el corto ni en el medio plazo como quedó patente tras la reciente visita a Valencia de la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, para presentar un nuevo plan de choque que se vendió como el gran regalo que llegaría en la semana de los Reyes Magos y que contribuiría a reducir los problemas.

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Inocentada. Pero se nos olvidó que aquella reunión se celebró el Día de los Inocentes y una inocentada es lo que parecen las medidas anunciadas esta semana. Que Sánchez comenzara su intervención en el Palau, y con Ximo Puig al lado, anunciando que no iba a hablar «de cifras ni de millones de euros» ya hizo que se encendieran las alarmas. Y, efectivamente, en su discurso los únicos números salieron para referirse a los 850 millones licitados por el Gobierno en sus dos años de mandato (no se detalló en qué o dónde), a las 60 personas contratadas para mejorar la información a los viajeros o al porcentaje de caída de pasajeros. Por cierto, un 36% entre 2006 y 2019, según recordaba ese día el jefe del Consell.

Rebajas. También para cuantificar el descuento -temporal- del 35% con el que se bonificará a los usuarios. Porque esa fue la medida estrella del plan de choque, complementada con la promesa de intensificar la información al viajero (algo que ya se anunció en la iniciativa similar de febrero de 2020), más autobuses complementarios por si acaso hay que echar mano de ellos y un programa 'Centinela', que es algo así como un «vamos a juntarnos de forma más asidua para supervisar las incidencias». Ah, y las mejoras (iluminación, pintura, etc.) en estaciones. Algo que, por otro lado, debería darse por hecho que hay que hacer de cuando en cuando, como en casa. De inversiones, de modernización, de activar el Plan de Cercanías vigente, y que vino a sustituir otro de 2010 nunca puesto en marcha, ni palabra. A esperar de nuevo.

Palabras. Y así no, ministra. No puede venir con unas medidas que son un calco del Plan de Acción inmediata para las Rodalies de Cataluña. No cuando su predecesor ya trajo otro parche. No cuando el servicio se deteriora día tras día y se lo dicen las plataformas de usuarios, los maquinistas, los empresarios, los políticos... Cada uno con sus reivindicaciones e intereses pero todos con la misma alerta: Cercanías empeora. No cuando sabe que hay que acelerar la incorporación de personal en Renfe. No cuando ya encargó en octubre un informe sobre las deficiencias. No cuando hasta la AIReF denunció la «insuficiente» inversión estatal en Cercanías pese a acumular al 90% de los usuarios del ferrocarril en España. No cuando se hace bandera de la movilidad sostenible pero no se ofrecen los medios de transporte adecuados. Porque el tiempo de descuento, y la paciencia de los valencianos, se agota.

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