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El último toque de queda lo recordarán los más mayores de Valencia, aunque no fuera muy legal el decreto (de una fuerza militar) de aquel 23-F de 1981, que acordó el teniente general Jaime Milans del Bosch. Eran otros tiempos, dentro del contexto de intento de golpe de Estado del teniente coronel Antonio Tejero. La posibilidad del toque de queda actual es el mayor fracaso de nuestra sociedad. Los políticos como primeros responsables y tras ellos, esa parte de la sociedad sin conocimiento alguno sobre las consecuencias que acarrean sus actos.
En caso de decretarse el toque de queda, una medida que restringe derechos fundamentales de parte de la población como es la libertad de movimientos, sufriríamos todos por la irresponsabilidad de unos cuantos. Los casos de coronavirus se disparan y el gobierno ni los ve venir, ni los sabe afrontar. Suenan campanas de que en algún país han decretado el toque de queda y les parece apropiado hacer lo mismo bajo la justificación de que otros países lo hacen, que lo que prima es la salud y bla, bla, bla. Parece confirmada la teoría de que la mayoría de contagios son de origen social y como muestra, ahí están las fiestas privadas, botellones públicos y hasta timbas clandestinas con servicio de drogas y alcohol.
Si lo que pretenden con el toque de queda es restringir las reuniones y celebraciones de carácter social, no acabo de entender por qué durante el estado de alarma patrullaban por nuestras calles la policía local, la policía nacional, la autonómica e incluso la fuerza militar, para velar por nosotros. Hoy seguimos contando con los mismos recursos para hacer cumplir la ley vigente que, por ejemplo, desde hace años prohíbe celebrar botellones en la calle.
Actualmente la Generalitat estudia la aplicación del toque de queda de 12 de la noche a 5 de la madrugada. Tan fácil como quedar para cenar antes de medianoche y liarla parda hasta las 5 de la mañana. El problema es de responsabilidad individual. La solución no es limitar nuestra libertad de movimientos, pasa por que la policía controle no solo a los jóvenes que se pasan por el forro la pandemia, sino también a esa gente 'normal' que por ejemplo practica almuerzos sin control. Para los que nos mantenemos sin quedar con los amigos como nos gustaría, sin abrazos, sin besos, sin almuerzos, con restricciones autoimpuestas para evitar contraer el virus, no es justo que tengamos que ver cómo un buen número de gente 'anormal' hace vida como si nada. Que se dejen de toques de queda y que apliquen la ley vigente.
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