EL TRACTOR FUNCIONA CON GASÓLEO

Una afamada periodista y una dirigente de un partido político han polemizado a través de las redes sociales sobre supuestos criterios urbanitas equivocados y el combustible contaminante de los tractores agrícolas.

Independientemente del presunto 'color' socio-político de cada una de las partes y del ruido imperante en este tipo de disquisiciones entrecruzadas, con la acostumbrada incorporación de gracietas y mensajes más o menos ingeniosos, lo que traemos aquí es el concepto en sí mismo: la discusión sobre cómo funcionan o deberían funcionar los tractores, la imagen distorsionada que está fructificando en amplios sectores de la sociedad, el convencimiento creciente de que los agricultores contaminan a lo grande, y sus máquinas más, así como el desconocimiento generalizado de si hay o no alternativas a todo lo que se marca como inadecuado y hasta pernicioso.

Frente a todo ello apenas se atisban reacciones de largo calado, impera todavía un extendido y sorprendente silencio entre los afectados, el sector agrario en general, donde es mucho más frecuente que las preocupaciones se centren más que nada en dirimir sobre las ayudas de la PAC y demás referencias acostumbradas. No se acaba de ver lo que se cuece en las trincheras de enfrente y las nefastas consecuencias que se van derivando.

Sin que sirva de precedente, la periodista afamada que citábamos no tenía razón cuando, en el rifirrafe de fuego cruzado, habló de que la política a la que dirigía sus dardos y su partido estaban del lado de «señores que tienen un tractor de diésel». No en cuanto al apartado de los 'señores', sino a lo del diésel. Únicamente queremos referirnos a lo del tractor y su combustible, por los equívocos que entraña la frase citada, que, naturalmente, no son sólo de la periodista, sino cada día de mayor número de personas. Y eso representa un deterioro incesante de la credibilidad del sector agrario.

Los tractores agrícolas tienen motores diésel y por tanto funcionan con gasóleo. Todos, salvo prototipos que puedan empezar a probarse. Comercialmente, no hay otra cosa, por ahora, y los agricultores no tienen otra que trabajar con ellos. Seguro que en unos años -nadie sabe cuántos- habrá tractores eléctricos que se recargarán con placas fotovoltaicas en las propias explotaciones agrarias, y también otros que funcionarán con hidrógeno -el futuro energético real- y tendrán mayor autonomía. Pero ahora mismo no conocemos otros tractores más que los de motor diésel, sean de grandes 'señores' o de modestos autónomos.

Como de las palabras de la periodista se desprende que lo del diésel podría ser una opción a elegir, debe quedar claro que no hay elección: si quieres un tractor hoy, es diésel. No hay nada más. La única alternativa es volver a labrar con caballerías, o, más duro aún, trabajar la tierra a mano, pero estas opciones no son viables hoy en día y no creemos que las pueda defender nadie. En todo caso, si hay valientes, que den ejemplo. Más bien, lo que ocurre es que hay una inercia a ver el gasóleo como especialmente contaminante, sin saber nada más. Ni siquiera que los tractores de hoy incorporan la más avanzada tecnología que existe y tienen los elementos anticontaminantes más modernos.