Traición a España

Situación límite. Pedro Sánchez está decidido a actuar sin careta contra la democracia y el Estado de Derecho. Es lo que supone conceder el indulto a los políticos catalanes condenados por el Tribunal Supremo. En contra del criterio expreso de éste. Además, desoyendo a la inmensa mayoría de la sociedad española, que se niega a admitir esa agresión a la justicia, a la verdad, a la razón y a la dignidad nacional. Sánchez, sin embargo, quiere comprarse así la permanencia en Moncloa hasta el último día de la legislatura. Es su aceptación claudicante del precio que para eso le han impuesto los separatistas. Sucio. Vil. Miserable. El propósito de Sánchez significa pues un ataque muy grave a los fundamentos de nuestro sistema político mediante el uso fraudulento de una potestad reconocida al Gobierno en el ordenamiento jurídico. Pero el ejercicio del indulto no es una facultad omnímoda que el Consejo de Ministros pueda ejercer sin ningún límite. Requiere apreciar previamente una adecuación explicita entre la medida de gracia propuesta y un fin legítimo concreto para evitar incurrir de lleno en la desviación de poder a sabiendas. La invocación del principio de utilidad pública tampoco cabe ser manoseada con objeto de disfrazar tras ella conveniencias opuestas al interés general. Es el caso. La hoja de ruta que a Sánchez le ha fijado el independentismo pasa de antemano por una simulación insultante. No darse por enterado que aquellos a los que se pretende eximir del cumplimiento de la condena impuesta han reiterado con publicidad su firme intención de repetir en el futuro los mismos actos punibles que les han llevado a la cárcel. Una declaración de voluntad inequívoca que si es ignorada por el Gobierno convierte en delictiva su decisión al respecto. Más aún si esta se actúa en realidad como apertura instrumental de un proceso de chalaneo con los indultados en el que Sánchez acepta poner sobre la mesa el cuestionamiento de la Constitución y de la unidad nacional. La llamada «mesa de diálogo» cuyo único objeto sedicioso es lograr la celebración de un referéndum de autodeterminación para Cataluña. La Generalitat no lo oculta. Por eso Sánchez va a perpetrar con el indulto la secuencia inicial de un acto de traición a España. Culminación de la triple estafa en contra de lo que prometió a los españoles antes de acudir a las urnas. No gobernar nunca con Podemos. No pactar jamás con ERC y Bildu. No indultar a los golpistas. Un engaño masivo. Ahora Sánchez pretende burlar impune su última frontera. Toca luchar para impedirlo. En los tribunales, en las instituciones y en la calle. Vox va a hacerlo. Por directo. De frente. A las claras. Sin remilgos.