Tocaban las 9 de la noche del 26 de octubre de 2017, finalizada la sesión plenaria de la cámara, Santi Vila se aproximaba al despacho reservado en el Parlament para el president de la Generalitat. Los cristales de la puerta descubrían las luces encendidas porque Carles Puigdemont estaba dentro. El conseller de Empresa cruzaba un umbral sin retorno para darle calabazas al alcalde de Girona que ofició sus primeras nupcias. Un instante que, confesó en su declaración como procesado por desobediencia y malversación, «recordaré toda la vida porque me acaba costando la carrera política, de momento». Algo por lo que le siguen cayendo de los colores de la estelada: «¿Qué nos pasó? Que lo que habíamos acordado discretamente se torció». Así repitió el 'tarannà' de su libro de expiación sobre los diez errores del procés durante aquella 'semana trágica' en la que pasó a ser la encarnación de Judas para el independentismo. La personificación que Gabriel Rufián le había reservado a KRLS con aquel tuit digno de enmarcar. Esas «155 monedas de plata», en el mediodía del 26 de octubre de 2017, precipitaron que Puigdemont ejecutara lo contrario que había calibrado anunciar -elecciones- aquella mañana en la que convocó a los medios en el Palau. En cuanto descartó los comicios, empezaron a santificarle los manifestantes de la plaza Sant Jaume. «¡Héroe!» gritaban los que, segundos antes, le repudiaban colgándole ipso facto a Santi Vila el cartel de «botifler». Un sambenito que le acompaña hasta el banquillo, en el que le hacen el vacío. Algunos de sus ex colegas de Govern huidos calientan el linchamiento jaleando el desprecio como Toni Comin que le ha borrado de una viñeta en la que le dibujaron con los otros 11 acusados. A Errejón, alguien que también reconoce el olor del apestado, le han montado un escrache los compiyoguis de la extrema izquierda: «Os habéis vendido como el gobierno del cambio, tanto Carmena como Pablo Iglesias, pero no hemos visto nada». Los de Frente Obrero, enviados del Ministerio del Tiempo, le rodearon para culparle de que «los obreros votan a Vox por algo». Se confirma que Abascal, aceptado como quinto elemento de debate el 23-A, es ya el perejil de todas las salsas. Ojo al rugido electoral, que huele a felonía.

Publicidad

Contaba Petrarca que todo el mal que puede desplegarse en el mundo se esconde en un nido de traidores. Greta Thunberg aparenta haber nacido para desenmascararlos. Inició una peculiar 'huelga escolar' por el cambio climático con la que está levantando alfombras desde la ONU hasta Davos: «Dicen que aman a sus hijos por encima de todo, pero les están robando su futuro ante sus propios ojos». El último al que ha puesto ante el espejo es a Jean-Claude Juncker advirtiéndole de que si no actúa estará entre «los mayores villanos de todos los tiempos». La adolescente sueca de 16 años asegura que ha aprendido que «nunca eres demasiado pequeño para marcar la diferencia». Quien avisa...

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad