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En el atasco eterno de la V-30 puedes entretener los tiempos muertos comiendo pipas con sal, un suponer, hasta que surge algún punto nuevo ... de conversación para ir calmando los nervios del amigo que conduce, a quien le aseguras de paso que no te caerá ni una corteza de pipa al suelo, tranquilo. Y cuando se acaba la pequeña bolsa, la rellenas con las sobras y te entretienes leyendo la letra menuda que ilustra el envase, que hay que ver cuánta literatura lleva impresa tan modesto producto.
Es entonces cuando te enteras de que, comiendo pipas, te estás metiendo en el cuerpo tanto hierro que temerás quedarte cerca de algún imán, y del mismo modo quedas informado de que el producto viene de China y de que puede contener trazas de cacahuete. Una advertencia que leemos hasta la saciedad quienes apreciamos gracias y detalles del estilo literario del empaquetado. Hay que ver la de trazas que puede dejar el cacahuete, un artículo tan modesto y que parece omnipresente, dejando rastros por todas partes.
Mientras avanzan lentamente las colas de enormes camiones con contenedores, que van o vienen del puerto, caes en la cuenta de que estás en una vía que se diseñó tras la riada del 57 y se construyó en los 60. Han pasado seis décadas; han pasado tantas cosas... Y seguimos con lo que se hizo tanto tiempo atrás mientras que el tráfico se habrá multiplicado por tantas decenas como las de los años transcurridos.
Igual sucede que algún contenedor que ves por delante o a los lados va repleto de pipas traídas de China, para que un envasador de algún polígono cercano las envase con atractivas bolsas repletas de literatura estándar de empaquetado. Que no falte lo de la advertencia de posibles trazas de cacahuete. Por las alergias, seguramente. Como cabe de igual manera que otros cargamentos sean de 'cacahuet del Collaret', tan valenciano, tan nuestro, tan presente en los almuerzos populares de todos los bares de pueblos y polígonos. Es el preferido, sin duda, pero ya no se ven campos valencianos de cacahuet, casi todo el que comemos es 'made in USA', lo traen de Arizona. Naturalmente, llega en barco y lo descargan en el puerto. Por eso será lo de tantas trazas.
Así que hasta los más humildes productos que consumimos o usamos a diario dependen del puerto, como también mucho de lo que producimos, en lo que trabajamos para venderlo allende los mares. Y estas colas en una V-30 que no se amplía son las trazas, cada vez más acusadas, de unos políticos que se empeñan en que los coches, los camiones, las autovías, los barcos y los puertos resultan inconvenientes, son enemigos públicos rechazables. ¿De qué viviría la gente? No habría ni cacahuetes.
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