Tres condenas, cero responsables

El cuento cambia. De estos paralelismos se pueden sacar varias conclusiones. La primera es que los políticos cambian de especialidad como uno de calzoncillos. Lo mismo valen para analizar concienzudamente los pormenores de uno de los peores siniestros de la Comunitat que para llevar las riendas de la autoridad sanitaria durante una de las mayores pandemias de la humanidad. O igual significa que no valen ni para una cosa ni para otra. Pobre tecnocracia... La segunda conclusión es ver cómo ha cambiado el cuento. 43 muertos, 47 heridos, cero responsables. Ese fue uno de los lemas que las víctimas del durísimo accidente de metro lucían como un mantra en sus camisetas y que esgrimieron como argumento con el que sonrojar a los cargos políticos por no marcharse tras lo sucedido.

Hoy el lema podría ser uno muy diferente. Tres condenas, cero responsables. Porque tres son las sentencias que ya han señalado a Sanidad como protagonista de dos severas carencias. Haber permitido que los sanitarios se jugaran la vida al luchar en la primera ola de la pandemia sin medios contra el Covid. Con bolsas de basura en lugar de trajes de protección. Con mascarillas reutilizadas hasta la saciedad. Cayendo como moscas contagiados y muchos fallecidos. Dos resoluciones prueban eso en Alicante y Benidorm y obligan a indemnizar a los facultativos. Otro fallo carga contra la conselleria por ningunear, menospreciar y maltratar a los médicos de la privada, vacunándolos más tarde. Como si ellos no hubieran sufrido también el colapso de los hospitales. Como si Sanidad no hubiera echado mano de estos centros para desviar pacientes en los meses más cruentos del Covid.

Sin mentiras. Y de todo eso, cero responsables políticos. Pese a rozarse ya los 20.000 sanitarios contagiados. La comunidad con la mayor cifra de España. Pero nadie mueve ficha con dimisiones o ceses en la conselleria de Ana Barceló e Isaura Navarro. Aquellas dos incisivas diputadas que en la comisión de 'investigación' del metro no paraban de pedir renuncias entre los mandamases políticos, hoy no predican con el ejemplo cuando están en el poder. Todo lo contrario. Cuando LAS PROVINCIAS u otros medios se hacían eco de las denuncias y quejas de los médicos por la precariedad con la que ejercían su trabajo, no se daban por enteradas o sencillamente aludían a aquello de las 'fake news'. Pero la prensa nunca miente. Y los tribunales mucho menos. Hasta tres veces han gritado ya la verdad. Y quedan casos abiertos aún en Valencia y Castellón. ¿Imaginan que en una empresa privada no rodarían cabezas si tres sentencias prueban que se ha hecho mal el trabajo? Pero las poltronas públicas son demasiadas veces inmunes a la vergüenza y a la responsabilidad.