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Lo mismo que hay personalidades bipolares, hay políticos que un día presentan una cara (no enjuiciemos de momento de qué tipo) y poco tiempo después nos muestran otra completamente diferente. La evolución ideológica, el cambio de criterio, incluso un cierto grado de incoherencia, es admisible. Por contra, las personas que afirman que siempre han pensado igual y que no piensan moverse ni un milímetro de sus planteamientos resultan inquietantes por su intolerancia. Vamos a ver a continuación un caso de transformación acelerada tratándose como se trata de una persona adulta, Carolina Punset, no de un adolescente en proceso de formación. Aquí están algunas frases extraídas de su discurso durante la primera investidura de Ximo Puig, presidente de la Generalitat, en junio de 2015: «Allá donde triunfa la inmersión lingüística se vuelve a la aldea y se frena el desarrollo personal y colectivo»; «¡Pobre Comunitat Valenciana! ¡Pobres los que no se puedan pagar una escuela privada o concertada! ¿Ustedes, socialistas excluyen el plurilingüismo? ¿Ustedes, que se les llena la boca hablando de igualdad?»; de su nuevo jefe y entonces rival aseguró que estaba «en el ala nacionalista del PSPV» y apuntó que hay «un paso» de decir que está cansado de ofrendar nuevas glorias a España «a decir España nos roba»; en otro momento de su intervención, afirmó que el valenciano «puede ser muy emotivo pero es poco útil para encontrar empleo» (aunque, para ser justos, ella no lo ha necesitado para acceder a un cargo de asesora en el mismísimo Palau de la Generalitat). Es más, si se teclea en el buscador del ordenador 'Punset y valenciano' te aparecen numerosas noticias y enlaces de medios de comunicación que ahora van a encontrar muy normal el fichaje de la ex de Ciudadanos pero que entonces y mientras ejerció de portavoz le arrearon estopa a cuenta de sus opiniones sobre la lengua autóctona. Todo eso, en cualquier caso, ya es historia, una historia que a la protagonista le puede parecer muy lejana pero que no lo es tanto. Aunque a la vista de los acontecimientos, de aquella postura a la actual, en que entra a trabajar a las órdenes de Puig, media no un abismo sino todo un mundo. Decía al principio que la evolución ideológica es razonable y asumible, nadie, o casi nadie, piensa igual con cincuenta años que con veinte, el paso del tiempo aporta experiencia, maduración, lecturas, viajes, éxitos y fracasos, aportaciones de otras personas, conocimiento. Pero una cosa es hacerlo voluntariamente y otra buscando un sueldo, público y seguro, al menos cuatro años, un espacio calentito en invierno y fresquito en verano. La Punset bipolar antinacionalista en su día acude rauda a la llamada del presidente para integrarse en un Consell tripartito con nacionalistas y populistas.
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