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Tú no eres nadie

Saben muy bien que lo que hacen está mal pero lo necesitan para no sentirse unos fracasados

VICENTE GARRIDO

Viernes, 11 de mayo 2018, 19:05

Estoy siguiendo estos días el Mutua Madrid Open de tenis en la 'caja mágica'. En los intermedios provocados por los descansos de los partidos aparece un spot contra el maltrato. Tenistas célebres aparecen en ráfaga para mostrar su desprecio por los agresores. Bajo el lema «No eres nadie», Feliciano López, David Ferrer, Stanislas Wawrinka, Dominic Thiem, Andy Murray, Simona Halep y Svetlana Kuznetsova, protagonizan una campaña que no dejar lugar a dudas acerca del rechazo que provoca en todos nosotros este comportamiento.

Este desdén culmina con el siguiente mensaje, mirando a los ojos del maltratador: «Tú insultas como nadie. Tú humillas como nadie. Tú ridiculizas como nadie. Tú golpeas como nadie. Por eso para nosotros, tú no eres nadie». ¿Es este un buen anuncio contra el maltrato? A primera vista, parece que lo es. Deportistas famosos le están diciendo que no es una buena persona, sino un fracasado, alguien tan despreciable que no «es nadie», porque se vale de su fuerza para humillar y golpear a una mujer. Y alguien así es lo peor, un tipo que no merece ningún respeto. Un paria de nuestra sociedad.

El anuncio basa su efectividad en dos premisas. La primera es que si él percibe que la sociedad (representada por estos deportistas de élite) considera que sus acciones son intolerables, claramente condenables y erróneas, comprenderá que no debe golpear ni humillar. La segunda es, directamente, una confrontación: busca que se avergüence de su comportamiento: si puede sentir el asco que nos da, por vergüenza se sentirá inclinado a reflexionar y no volver a las andadas. «Soy un fracasado, un don nadie, un mal bicho, dejaré de actuar así; no quiero sentirme así ni ser repudiado por las buenas personas».

He conocido, por mi trabajo, a muchos maltratadores. Me gustaría equivocarme, pero no tengo nada claro que este anuncio consiga su propósito, más allá de lograr que nos sintamos bien al observar que se le dice a la cara a estos sujetos que son unos seres despreciables. Hay dos tipos de agresores. El primero lo componen los psicópatas integrados (en torno al 20%): sujetos sin sentimiento de culpa ni ningún interés en comprender el daño que provocan con su manipulación y uso de la amenaza y la violencia. Se sienten bien con el dominio, y seguro que sonreirán al ver el anuncio («¡Que os zurzan!»). Les importa un bledo. El 80% restante están llenos de ira contra el mundo (los agresores dependientes), se sienten injustamente tratados por la vida, y su narcisismo herido intenta resarcirse a través del control de su pareja. No aman, sino que poseen y humillan y golpean para sentirse mejor. Ellos saben muy bien que lo que hacen está mal, y no sienten vergüenza alguna por lo que hacen, sino que, contrariamente, lo necesitan para no sentirse unos fracasados. Este anuncio, me temo, ahondará en su ira. Repito: ojalá me equivoque.

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