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Los entierros en Mariúpol son colectivos, sin ceremonia, sin familiares; hay peligro hasta en el cementerio. La ciudad, ocupada durante la Primera y la Segunda ... Guerra Mundial, hace frente, ahora, al asedio de las tropas rusas. Sin luz, agua o calefacción, sin alimentos, sin corredores humanitarios seguros. ¿Es que no hemos aprendido nada? El fotógrafo Evgeniy Maloletka recorre las calles de la ciudad y documenta los ataques a civiles. Una de sus fotografías, viral, muestra a Marianna tras el desalojo del hospital materno por bombardeo. Conmueve profundamente. La imagen, única, es bella, porque capta el instante en el que algo se transforma y roza una vida, como diría Furio Colombo. Marianna, desorientada, entre los escombros. Esperaba la llegada de su hija y ha caído un misil. La maquinaria rusa de propaganda, lejos de conmoverse, niega el ataque al hospital y niega a Marianna. En el búnker, tras el nacimiento de Verónika, dos días después, Marianna recupera su identidad. Es la hora de la verdad. Maloletka coge la cámara y dispara.

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