Los turistas, los museos y el dinero
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La tasa turística es un modo de penalizar a las empresas que dan empleo en ese sector. Así lo ve el PP. El Botánico piensa ... que es necesaria una pequeña contribución, que además es similar a lo que pasa cuando un valenciano va a París, argumentario ya circulante por el tripartito. Sin embargo, a Francesc Colomer, el alto cargo competente en el sector, no le convence. ¿Por qué? Según Oltra, porque es tan bueno y sensible que los hosteleros le tienen confundido. Vamos, que se ha atontado. Sin embargo, el jefe de Gabinete de la consellera de EU pregunta en redes sociales si Colomer es un topo, un lobbista de la patronal hotelera, lo que en un plazo corto de tiempo supondrá cometer una ilegalidad.
Colomer defiende para el turismo lo mismo que el Botánico para la cultura. El PP en el Consell estableció en 2014 un «precio simbólico» por entrar al Centro del Carmen. Dos euros, que es, precisamente el tope de la tasa turística. Dos años después, el Botánico decidió convertir el acceso a este museo en gratuito. Quien dice el Centro del Carmen dice el Museo de Bellas Artes San Pío V, que también llegó a cobrar una cantidad mínima, igualmente podía considerarse testimonial, y se eliminó. Alessandro Baricco escribió en su momento un par de artículos sobre la necesidad de transmitir que pagar por los contenidos culturales no es ninguna locura del neoliberalismo, pero sirvió de poco en Italia, y lo mismo sucede en la Comunitat. El PP en el Consell asumió en su día que era necesario es suplemento de financiación, cosa que no entiende a la hora de hablar del turismo. Si vas al Prado, pagas y pagas una entrada. La general cuesta 15 euros. Si vas al Louvre, 17 euros. En la Comunitat, los precios, los escasos recintos que cobran algo, son irrisorios (IVAM, seis euros) porque se considera que es necesario facilitar el acceso. Ese mismo argumento, precisamente, el de que en Paris se paga una tasa y aquí no sí le vale al Botánico para considerar necesario implementar el impuesto en el caso del turismo.
En los dos sectores, el cultural y el turístico (que muchas veces van asociados), el Botánico y la derecha han empleado similares argumentos para para adoptar posiciones contrarias: establecer un precio o apostar por la gratuidad. Unos y otros pierden credibilidad cuando, en un caso, desde el Botánico, apuestan por que los museos sean gratis pero se le quiera cobrar al turista una cantidad «simbólica», mientras que el PP sí consideró necesario establecer un precio para acceder a los museos pero ahora rechaza una tasa para los turistas. O todo gratis o todo pagando sería, quizá, lo más coherente.
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