Borrar

El último, que apague la luz

BELVEDERE ·

Pablo Salazar

Valencia

Jueves, 12 de enero 2023

Es perfectamente lógico y comprensible que estemos asistiendo a la desbandada de cargos públicos en Ciudadanos. La última de ellas, que se daba por descontada, ... la de Ruth Merino, hasta ahora portavoz de los naranja en Les Corts Valencianes. Podríamos añadir incluso aquello tan socorrido de «es humano». Porque lo es. Ves que tu carrera política, al menos en ese partido, toca a su fin y no te queda más remedio que buscarte la vida, volver a tu ocupación anterior, rehacer tu trayectoria profesional. Y es que no hay que engañarse, como me temo que están haciendo algunos dirigentes de la formación. La marca está herida de muerte y salvo un muy poco probable milagro, el entierro se oficiará tras el ciclo electoral que comenzará en mayor con las autonómicas y locales y terminará cuando se celebren las generales, a finales de año o en enero de 2024. Tal vez no lleguen ni a presentarse a estos comicios en los que los españoles tendrán que decantarse entre más Sánchez (más Sánchez con más Podemos y más ERC, más Bildo, más...) o Feijóo. Ciudadanos va a desaparecer de prácticamente todos los parlamentos autonómicos y apenas conservará representación en los hemiciclos de algunas de las grandes ciudades. Unos últimos de Filipinas que si no levantan la bandera blanca en señal de rendición, se acabarán marchando con su escaño al PP. El movimiento de Feijóo de recuperar a figuras como Borja Sémper o Íñigo de la Serna demuestra que la estrategia de los populares pasa por ocupar el centro. Saben que a su derecha Vox tiene un espacio consolidado y que no les conviene disputárselo porque eso puede llevarles a perder voto moderado, del que en unos comicios se decanta por el PSOE y en los siguientes lo hace por el PP. La operación rescate, que ha cosechado un notable éxito mediático, deja a Ciudadanos con menos opciones si cabe. Y es una pena, es la historia de una gran oportunidad perdida. De un proyecto que nació en Cataluña y se extendió por España, que aportó frescura y renovación ideológica, surgido de un grupo de intelectuales comprometidos con su país y con su tiempo. Pero que falló garrafalmente en un momento crítico. Primero, no supo gestionar el enorme caudal político que suponía su victoria en las autonómicas catalanas y, segundo, cayó en la trampa de la soberbia al no hacer todo lo posible por formar gobierno con el PSOE de Pedro Sánchez, lo que hubiera evitado la repetición electoral y, mucho peor, la coalición entre los socialistas y los comunistas/populistas. Aquel tren pasó para no volver y desde entonces Ciudadanos entró en una vía muerte que conduce a ningún lugar. Sálvese quien pueda.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias El último, que apague la luz