Cuando alguien adopta un animal es para cuidarlo, quererlo y darle una vida apacible. Cuando alguien decide tener un bebé asume que debe velar por su seguridad, su educación y su crecimiento. Si no estás dispuesto a todo esto, mejor te dedicas a vivir. Es una decisión que cada uno debe tomar y es tan respetable lo uno como lo otro. Si a Peter Lim le hizo cosquillas en el estómago comprar un club de fútbol, ahora apechugas. O le dedicas atención o lo vendes. No hay otra. Su motivación actual es totalmente rechazable. Desde Singapur -y Tebas desde Madrid- apelan a la responsabilidad económica. Que en una situación actual, tan complicada por la pandemia y con el recorte bestial de ingresos, lo razonable es gastar lo mínimo. Pero de invertir poco a no desembolsar un euro va un mundo. No se puede dejar caer un club de fútbol por inanición. Y el alimento de una entidad deportiva es su nómina de integrantes. El Valencia ha prescindido de alguno de sus mejores elementos para engordar su caja registradora, aunque es muy discutible los precios exigidos por gente como Parejo o, sobre todo, Ferran Torres, un cañón de futbolista que deslumbra en Inglaterra. Por 23 millones la entidad de Mestalla perdió a un futbolista de época. ¿Y quién ha llegado para reforzar la plantilla? Nadie. En verano puede hasta entenderse para comprobar si gente como Kang In o Racic daban el estirón definitivo o si Guedes o Maxi Gómez relucían como deberían. Pero visto que ni lo uno ni lo otro, ahora ya no tiene disculpa que Javi Gracia siga esperando refuerzos. El técnico ya ha asumido que sus peticiones van a la papelera una vez da la espalda a Anil Murthy, pero está en todo su derecho de alzar la voz. Sabe que si llega alguien será un cedido sin opción de compra. Que no exista la tentación de que cueste dinero. ¿La secretaría técnica no ha sido capaz de encontrar a dos o tres futbolistas con posibilidad de jugar en un histórico del fútbol europeo? Y luego está Peter Lim, que tiene que dar el visto bueno. Parece que siempre tiene una pega para cada jugador que le ponen encima de la mesa. Cuando se decida quizá ya sea tarde. El Valencia coquetea con el descenso y ha visto como el Villarreal le ha pasado por la derecha como un meteorito. Lo ha hecho con lógica, atendiendo a su técnico y con futbolistas suficientes para conformar una plantilla competitiva. A Javi Gracia, en cambio, le entran ganas de salir corriendo cuando echa un vistazo al banquillo para hacer cambios durante los partidos. O como cuando ve que el equipo amarillo ficha a Capoue, al que demandó insistentemente. ¿A qué esperas, Peter Lim? Si no estás dispuesto a dignificar el Valencia, ya sabes lo que tienes que hacer. Cierra al salir.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.