En los últimos tiempos, algunos políticos americanos -en un movimiento orquestado- acuden al recurso fácil de achacar a España los males de sus países, que no son capaces de resolver. No es el caso de Colombia.
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«Se ama lo que se conoce». Debido a ello, muchos españoles no sienten a Hispanoamérica con la misma pasión que tendrían si visitaran sus diferentes naciones, percibiendo la realidad de sus tierras y sus gentes.
En un primer viaje a Colombia para impartir un curso, varios profesores de la UPV visitamos en Santa Fe de Bogotá la iglesia llamada «de la Tercera». Allí se conserva en el crucero una bella imagen de la Virgen de los Desamparados del siglo XVIII, además de un cuadro donde se lee: «El Arzobispo Mayoral -prelado que rigió la diócesis valentina desde 1738 al 1769- concede 40 días de indulgencia, y otros tantos el obispo de Mallorca, a todos los que rezaren una salve ante la imagen de Nª Sª de los Desamparados».
Cuando terminamos la estancia, los profesores colombianos nos despidieron en el aeropuerto con gritos de ¡Viva la Madre Patria! El sentimiento de hermandad y de pertenencia a una comunidad real de naciones lo encontramos allí, gracias en parte a nuestra lengua común y a una historia compartida durante más de trescientos años.
Existe la creencia de que Valencia no participó en las expediciones que salieron hacia América, pero no es cierto, porque ya desde los primeros viajes de Colón se citan valencianos que cruzaron el Atlántico. Sin embargo, apenas llegaron al 1% del total. En el periodo cercano al Descubrimiento, la mayoría de los valencianos en Ultramar fueron misioneros, principalmente franciscanos, seguidos de los dominicos y jesuitas. De los 16.000 misioneros que fueron a la América española hasta el siglo XIX, 8.800 eran franciscanos. De ellos, algo menos del medio millar pertenecían a la provincia franciscana de Aragón, donde se incluía Valencia.
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San Luis Beltrán, dominico y patrono de Colombia, nació en Valencia en 1526, embarcándose para América en 1562. Tuvo como campo de acción Nueva Granada (Colombia). Agotado, volvió a Valencia en 1569 y murió en 1581. Un franciscano valenciano -Fray Miguel Agía- hizo dos viajes a tierras americanas, recorriendo Méjico, Colombia y Perú. Carlos II asignó a la provincia capuchina de Valencia, para la evangelización, las proximidades de Maracaibo en 1691. Tres años más tarde se ampliaron a Santa Marta y Rioacha los límites de la misión franciscana, enviando ocho religiosos valencianos, a los que se unieron cuatro más en 1699. Siete de ellos murieron de peste tan pronto llegaron a la misión. En 1718 habían fundado 46 pueblos. En Santa Marta y Rioacha llegaron a trabajar 134 misioneros de la provincia de Valencia.
Entre los misioneros capuchinos que la provincia de Valencia envió a Nueva Granada, se encontraban Fray Gregorio de Ibi, primer mártir franciscano capuchino (1695), Fray Francisco de Catarroja, autor de un vocabulario de los motilones de Santa Marta y Maracaibo traducido al castellano, Fray Pablo de Orihuela y Fray Domingo de Petrer, nacido en 1759, que se trasladó a Colombia en 1792.
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Entre las obras destacadas dirigidas por Fray Domingo, destacan la catedral primada de Bogotá -comenzada en 1807-, la iglesia de Santo Domingo, el Hospital de San Juan de Dios, la iglesia de Gaduas, la catedral de Zipaquirá, el Observatorio astronómico de Santa Fe (1803), la catedral de Rionegro y la Basílica de Nª Sª de Chiquinquirá. Fray Antonio de Todolella y Fray Buenaventura de Benifayó fueron dos capuchinos mártires en Colombia, el primero en la misión de Sª Marta (1738) y el segundo en la Guajira (1776). Don Atanasio Soler, de Manises, franciscano capuchino, llegó a las misiones de la Guajira en 1900. Fue obispo titular de Catarizo y murió en Rioacha en 1930. Sucesores de Don Atanasio fueron los vicarios apostólicos de la Guajira Bienvenido Alcaide, de Chilches, y Vicente Roig, de Guadasuar.
Entre los jesuitas valencianos que llegaron a Colombia, José Gumilla (1668-1750), nacido en Cárcer, exploró y estudió la cuenca del Orinoco. Fue rector del Colegio de Cartagena de Indias desde 1738 y provincial de la Orden. Además de los religiosos, seglares valencianos llegaron a Colombia con fines comerciales,científicos y humanitarios, como el médico alicantino Francisco Javier Balmis, que vacunó de la viruela a niños de América y Filipinas, y el científico Jorge Juan, también alicantino.Ambos fueron dos grandes figuras de su época.
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Otros valencianos reconocidos por su labor en Colombia fueron Juan Marí Asins, autor de la música del pasodoble 'Feria de Manizales' (1957), Antonio de Roda, impulsor de la pintura moderna, y Fernando González, popular por sus programas de televisión.
No podemos terminar sin tener presentes a los colombianos que residen en nuestra Comunidad, contribuyendo al desarrollo económico, y a los que estudiaron y estudian en nuestras universidades, entre ellas mi querida Universidad Politécnica de Valencia.
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