El verano ya acabó

Sánchez vive en un plano paralelo donde la pandemia ha sido superada, las mascarillas ya no existen y la recuperación económica va a ser de las más potentes del mundo. Se ha levantado a medio equipo de ministros y con el argumento de que afrontamos nueva etapa, ha fichado al ejecutivo «más femenino» de su mandato. Estoy por coger unas maracas, ponerme un sombrero de papel en la cabeza y empezar a menearlas para ver si entro en el mismo plano que el presidente.

Esta locura del coronavirus necesita de una parte de responsabilidad por parte de todos. Bien es cierto que esta nueva ola se ha centrado en los jóvenes, en la coincidencia del fin de curso, el buen tiempo y las ganas de pasarlo bien. Pero ¿no hubiéramos hecho lo mismo con 20 años? Es humanamente comprensible que después de más de un año haya sucedido lo que hemos visto, pero se podría haber minimizado.

Lamento que el gobierno haya traspasado el marrón a las comunidades y que Sánchez se apuntara el tanto de haber vencido al coronavirus eliminando las mascarillas. Bajó la guardia cuando la realidad demandaba medidas de prevención y de información. Podíamos haberlo pasado igual de bien dentro de un orden, con mascarillas y con control. Para eso se necesita trabajo y gestión de nuestros responsables de gobierno, pero ya ven que Sánchez juega otra en otra liga totalmente ajena a la realidad. Ahora cambia de ministros, mucha foto molona, mucha entrevista y más humo para tapar la cagada de esta nueva ola.

Hoy es el día que nadie sabe cómo se va desarrollar el verano, la evolución de los contagios, la duración del toque de queda o el inicio del nuevo curso. Vamos, lo que vienen siendo las cosas del día a día que nos preocupan a la mayoría de los mortales.