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Imagínese qué haría si todo el mundo pudiera verle pero nadie supiera quién es. ¿Cómo se comportaría? Es lo que propone 'Real Self', una experiencia inmersiva que se ha presentado hace poco en Buenos Aires. Antes de empezar, para evitar sustos, se les pasa a ... todos los participantes un detector de metal. Después, deben desprenderse de todas sus pertenencias. Las dejan en una caja individual y se colocan una máscara, un traje y unos guantes blancos de manera que su aspecto queda irreconocible para el resto. A partir de ahí, las 150 personas -asistentes y, a la vez, 'actores' de la representación- entran a una sala, que pueden abandonar cuando deseen, en la que, durante 75 minutos, les hablará una voz en off, escucharán música y verán proyecciones interactivas de 360 grados. Los promotores de la propuesta no dan demasiadas pistas sobre lo que sucede pero la mayoría que ha pasado por allí describe una vivencia liberadora, emocionante y divertida. Aunque también hay quien cuestiona la libertad del formato puesto que, al fin y al cabo, todo queda condicionado por sus cláusulas. La disruptiva iniciativa ha tenido un gran éxito en la capital de Argentina. Tanto es así que se ha ampliado el número de sesiones previstas y se negocia para exportar la función a otros lugares, entre ellos, España.

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