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Sr. García
Los que vienen empujando

Los que vienen empujando

Sala de máquinas ·

Lunes, 23 de diciembre 2019, 07:47

Conviene atender las novedades que llegan a la actualidad política porque de otra manera nos pasamos las semanas y los meses removiendo los mismos pucheros; las cafradas del concejal Grezzi, el ostracismo triste de Pere Fuset, las insuficiencias de Sandra Gómez para pararle los pies al alcalde, los destellos de los niños de biberón del Bloc, los desaires de Puig a Oltra y viceversa, y luego esas familias tan españolas y apegadas a la tradición y a ayudarse unos a otros que se reúnen a cenar por navidad, o sea Puig con su hermano Francis, el alcalde Ribó y su cuñado el de la EMT o la más desgraciada historia de Mónica Oltra y su exmarido condenado. Esos guisos despiertan ya poco apetito, llevamos todo el año tomando el mismo caldo. Por eso conviene atender a quienes en 2020 jugarán un papel relevante, a 'Los que vienen empujando', que bien podría ser el nombre de una chirigota gaditana pero encierra mucha ciencia política dentro. Los que vienen empujando son dos y ninguno de ellos es Vicent Marzà, el conseller que posiblemente resalte dentro de poco tiempo, pero que se hará daño enseguida, a la primera oportunidad electoral, por ponerse a jugar con las cosas de los mayores. Empujando de verdad y a su manera tenemos a dos personajes bragados y bregados; Carlos Mazón, el hombre del que todo el mundo habla en el PP con alborozo, y José Luis Ábalos, el hombre del que todos prefieren callar en el PSPV, por puro vértigo. Mazón empuja y mucho desde fuera y desde Alicante y Ábalos presiona tela desde dentro y desde Madrid. Así que el chauchau pasa por si podemos ver a Mazón sustituyendo a Isabel Bonig y a Ábalos, en un momento dado, relevando a Ximo Puig. Digamos ya que son puras especulaciones, con altas probabilidades de incumplirse en sentido estricto, pero de resultar ciertas dentro de un marco más abierto, porque Bonig y Puig, como poco, habrán de ceder significativos espacios de poder a sus compañeros.

Ábalos lleva toda la vida en esto, pero es ahora cuando lo conoce la masa de la opinión pública española. Se ha convertido en el objetivo a batir por parte de Compromís, un símbolo para atacar a los socialistas sin erosionar las relaciones del Botànic II, mostrándolo como un ministro de origen valenciano que no defiende a su tierra, o sea, por un 'mal valenciano' conforme a la habitual descalificación del nacionalismo catalanoide. Curiosamente no se le critica por desatender los proyectos, sino por hacer inversiones millonarias que de repente disgustan a Compromís. El ministro se habrá dado cuenta de la estrategia y lo mismo hasta alguien le apunta el elocuente silencio de su compañero Ximo Puig en este enredo. Puig tiene ante sí un congreso para revalidar un cargo al que dijo que no repetiría, rectificará y los abalistas harán trabajo de oposición interna, pero ningún lugarteniente podrá vencer un pulso contra alguien que ocupa la presidencia de la Generalitat; imposible. Y, por las mismas, nadie abandona voluntariamente una cartera ministerial para ocupar una baronía territorial, no se ha dado nunca. Otra cosa sería que alguna de estas dos circunstancias cambiara. De todas formas, con la deriva catalana acelerándose, con Ximo Puig oyendo decir a su querido Iceta que la Comunitat Valenciana es una nación y con toda la contaminación compromisera que lleva acumulada el jefe del PSPV, puede surgir una corriente alternativa que represente un socialismo más homologado y consecuente con el electorado natural, una vía distinta a Puig. En esa situación, al ximismo sólo le quedaría la baza compensatoria del conseller Arcadi España, todavía sin contagiar por el nacionalismo.

Empujando de verdad y a su manera tenemos a dos personajes bragados y bregados, Carlos Mazón y José Luis Ábalos

Lo de Mazón se ve más cerca, más inmediato, más evidente. Pudiera ser, pero los plazos son los que son y el presidente de la Diputación de Alicante, acunado por Pablo Casado y Teo García Egea, tiene por delante la tarea de ganar y dirigir el PP de la provincia, para lo que ya no cuenta con adversarios, puesto que Pepe Císcar astutamente entregó las armas sin pelear. En 2020 Mazón será presidente del PP alicantino, pensar que en 2021 renunciará a ese cargo para disputarle a Bonig la presidencia del PPCV supone arrimarse a la ciencia ficción o a las predicciones del horóscopo. ¡Cuán largo me lo fiáis, amigo Sancho! Sí parece que Mazón no ha entrado en el juego de los últimos rusistas que se la tienen jurada a Bonig pese a que en la vida han empatado un partido (y pese a que la instrucción judicial contra Rus sigue abierta). En honor a la líder popular hay que reconocerle que si hubiera dejado caer a su segunda, Eva Ortiz, tal como se le pidió en su momento desde Génova, ella sería ahora mismo intocable; y dice mucho del talante humano de Bonig no echar a una colaboradora para salvarse ella y porque se lo exijan los jefes. Para lo que toca aquí y ahora, en un PP vaciado, sin referentes por la pérdida del poder y la corrupción, la voz de Mazón es imprescindible y necesaria. Porque al coro del PP le faltan muchísimas voces y afinaciones. Hay sitio para todos. De la misma manera que Bonig y María José Catalá se dieron cuenta en su momento de que había sitio para ambas sin estorbarse.

La tarea de Carlos Mazón en realidad, no consiste en empujar a Bonig, sino en empezar a empujar a Ximo Puig, y está cumpliendo. Lo hizo el Día de la Constitución con el inoportuno reclamo socialista de cerrar la España autonómica para abrir una España federal y lo hace hoy cuando nos pone ante la evidencia de que Puig es un centralista autonómico que cree en la descentralización que le beneficia, pero no en la que le quita competencias. Tienen trabajo Mazón, Bonig, Catalá y otros que debieran llegar, empujando. Esta segunda legislatura botánica no tiene nada que ver con la anterior. Las relaciones y los usos se han deteriorado y se empiezan a pagar las facturas de las decisiones tomadas al llegar al poder. Hablando de facturas y con relación a la falsa entrevista de Ximo Puig en The Guardian, el periódico ABC acaba de aportar un enfoque original y quizá de trascendencia penal en el asunto. ¿Cometió Puig cohecho, fraude o tráfico de influencias? Recuérdese que la empresa de publicidad Report Company le regaló gratis total espacios de pago en un medio de comunicación (donde además se promocionó personalmente al President y se atacó a la oposición) y después esta agencia recibió un contrato de la Generalitat por más de 50.000 euros. Los tribunales tendrán que decidir si estamos o no ante un delito, pero a los profanos nos hace recordar lo que decía políticamente la izquierda sobre el bolso de Rita Barberá. Posiblemente Puig y los suyos fueron unos pardillos engatusados por Report Company y no se dieron cuenta de la trascendencia de la operación, pero eso también nos hace recordar a otros pardillos del PP para los que no hubo misericordia.

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