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De buena mañana, las emisoras locales de radio desgranan la relación de atascos y ponen especial énfasis en advertir sobre los 'nuevos' que se han ... añadido a los 'habituales'. Crece la lista de puntos a esquivar y su intensidad se agranda; los colapsos 'habituales' ya no se limitan a consabidos puntos críticos, sino que se han vuelto kilométricos, y toda Valencia y su amplísima área metropolitana se convierte en un caos circulatorio en horas punta, que cada vez más abarcan la mayor parte del día y llegan a media provincia.
La situación se ha vuelto tan complicada que a las grandes rondas y las autovías que se construyeron para descongestionar les ha ido surgiendo un rosario de vías alternativas por imperativo de la necesidad. Conocer bien el listado de vías de aproximación y escape, con sus detalles pertinentes de conexiones y bifurcaciones sucesivas, constituye hoy un compendio de información privilegiada que se va pasando de unos a otros, con las oportunas correcciones de renovación, según se descubren recónditos caminos rurales que unen puntos y acortan trayectos.
Son como 'baipases' del 'by pass' oficial y de las demás autovías de entrada y salida de la gran ciudad.
Pero no basta con permanecer atentos a los avisos radiofónicos para sortear obstáculos que te pueden hacer perder horas, ya que la información puede llegar con cierto retraso, lógicamente. Ahí es preciso agudizar los sentidos, tener buen 'olfato' a través de la interpretación visual del ritmo de la circulación para tomar decisiones inmediatas. ¿Van rápido o lento? ¿Qué hacemos, entramos o nos largamos por la tangente agrícola? ¿Se amontonan las colas de camiones en lontananza?
Es cuestión de unos pocos segundos, y no vale hacer como que entras para cambiar si se ve cruda la cosa; si enfilas el carril de acceso ya estás dentro, y puede ser tarde; no viste lo que había y la has fastidiado. Mucho mejor es otear el panorama desde un puente que cruce la autovía, desde donde se divisan kilómetros a un lado y otro. Vale la pena invertir un minuto de más, aunque tengas que dar la vuelta si todo parece en orden, a perder horas. Porque si el asunto está feo, vas a ganar tiempo y, lo mejor de todo, no te vas a ver detenido una y otra vez en filas eternas a paso de tortuga.
Entonces, tras cruzar el puente y confirmar los temores, sigues adelante; por ejemplo en busca del viejo camino de Sagunt a Llíria, o lo que queda del mismo, que te llevará por estrecheces y curvas, entre naranjos y nuevos polígonos industriales, pero sin retenciones, ¡nada menos que por donde ya iban las legiones romanas! Lo dicho: Hay que volver a los clásicos.
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