Y volvió la Liga

Llega el nostre derbi. Una buena manera de empezar este mini campeonato. Mucha gente me pregunta mi pronóstico y a todos les contesto lo mismo: estamos ante una nueva liga de imprevisible desenlace. Nos encontramos ante cualquier mes de agosto de nuestras vidas en el que, mientras tomamos el sol, empieza la primera jornada del campeonato. Tras dos meses de vacaciones forzosas, el último mes y medio de entrenamientos no ha sido otra cosa que una pretemporada en Suiza... pero sin Suiza ni amistosos. Y con el mercado de fichajes cerrado, claro. Pero, por lo demás, estamos ante una situación futbolística muy similar al inicio de cada curso. Y, por supuesto, es imposible hacer pronósticos. De nada sirve el análisis de las jornadas ya disputadas antes porque, ni las plantillas tienen los mismos recursos, ni los rendimientos individuales y colectivos serán los mismos. El Valencia, por ejemplo, tiene a Guedes o Rodrigo recuperados al 100% como el Barça tiene a Luis Suárez o el Madrid a Hazard. Todo esto no existía en febrero. Y, donde el rendimiento de unos era impresionante a principios de año, y desastroso el de otros, puede ser todo lo contrario. Porque las curvas de rendimiento y las dinámicas se fueron al garete cuando el coronavirus llegó a nuestras vidas. Y también será muy relevante el número de lesiones, jugando cada tres días, con un ritmo de competición alejado del ritmo físico de los jugadores. Y eso sin hablar de lo de la puerta cerrada. Valencia, Sevilla o Atlético -por ejemplo- ganan la inmensa mayoría de puntos aprovechando sus calderas y, en cambio, equipos como el Getafe ganan muchos puntos a pesar de no tener fuerza ambiental en su estadio. Claramente al Valencia le perjudica jugar sin público mucho más que a otros, como el equipo de Bordalás. Como al Madrid, por ejemplo, que pierde el factor ambiental y regala también el factor campo al jugar en Valdebebas. Son tantos los cambios estructurales y coyunturales que estas jornadas que nos vienen son una ensalada de preguntas sin aliño de respuesta. Lo que está claro es que el Valencia necesita ganar si quiere seguir en su pelea Champions y que el Levante tiene ventaja psicológica porque su situación le permite estar tranquilo tras haber hecho los deberes en invierno. Y un asunto muy importante: el Levante no tendrá en contra el factor Mestalla como cada año que visita al eterno rival y se lleva bofetada tras bofetada. Otro asunto a tener en cuenta: cuantos puntos van a ganar los equipos visitantes sin el peso de la afición local. Muchísimos. Bienvenidos a la primera liga de la historia a once jornadas. Disfrútenla... desde sus casas.