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Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia

Ana Rosa y Susana Griso han vuelto al cole con los mismos libros de texto con que se despidieron el curso pasado. Han cambiado de pupitres y de pizarras pero el temario de sus magacines no se ha movido ni un ápice: crónica negra hasta la extenuación, con Blanca Fernández Ochoa y el pequeño Gabriel como asuntos estrella para el arranque de temporada. Para intentar llevar la delantera cada una preparó su propia exclusiva, la de Antena 3 relacionada con una presentadora que fue acosada por un fan y la de Telecinco en torno a la reconstrucción del crimen de Diana Quer. Han vuelto con las entrañas en forma por si alguien tenía dudas. Ana Rosa se pasó de frenada y finalmente no pudo emitir el vídeo que prometía porque el padre de la joven asesinada montó en cólera al ver el anuncio. No han tardado ni un día en sacar los colmillos afilados.

Mucho más divertido ha resultado el regreso a las aulas de otra maléfica, pero esta de ficción, Carmen Morales -hija de Rocío Dúrcal y también actriz-. Ahora tiene 48 años, el bachillerato anterior lo hizo con 30. No sabemos qué ha hecho en este tiempo. Suponemos que algún máster con Cifuentes, que por cierto desayunó ayer también en el plató de Ana Rosa. Allí no se encontró con fuego amigo. A Morales la ha rescatado Netflix, con una promoción en la que demuestra por qué sigue siendo una de las alumnas más recordadas del instituto 7 Robles, el de 'Al salir de clase'.

El personaje de María continúa fulminando con la mirada como nadie. Ha sido digna maestra para las nuevas malas de la tele. Como la Lucrecia de 'Élite' (Danna Paola), que no le anda a la zaga y es capaz de anular a cualquiera que le haga sombra. Las dos pecan de perversas, de exageradas, de inverosímiles. Los espectadores son conscientes de ello y, lejos de espantarse ante tanto exceso, lo celebran. Cada frase lacónica que suelta por la boca da la vuelta por las redes sociales como un lema. Cada giro de guion, por rocambolesco que sea, se aplaude como una genialidad. En Las Encinas cuentan con bula para todo, incluso para que las copas se rellenen solas. Los seguidores de 'Alsa' hacíamos lo mismo, así que no toca escandalizarse ahora.

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