El 23, la vuelta al pasado del PP

En la ruleta, el 23, de rojo, se sitúa a mitad de la mesa. Ese número, quizá también señalado con el mismo color, aparecerá en el calendario del PP como una cita absolutamente desagradable. Esa jornada y quizá las siguientes supondrán un reencuentro de los ... populares con su pasado más oscuro, aquel que tratan de eliminar del recuerdo de algunos votantes. Será un día delicado para los populares por dos motivos. Por un lado, comienza el último juicio de la Gürtel, las contrataciones irregulares de la Generalitat con aquella red liderada por el Bigotes en la Comunitat. Al mismo tiempo está previsto que arranque el juicio de los zombis de Imelsa. Así pues, Francisco Camps y Alfonso Rus, dos ex pesos pesados del PP en el banquillo de los acusados. Y no hay plan de marketing que pueda contrarrestar esas dos fotos, a la par, en las ediciones digitales de los principales diarios. La trayectoria de los dirigentes ha sido diferente aunque ambos defienden su absoluta inocencia. Podríamos concluir que con el paso de los años se ha producido cierto trasvase entre las personalidades de ambos y hoy vemos a un Camps que tiene mucho de Rus, con sus declaraciones públicas, comparecencias, alardes e incluso ambiciones, la de volver al PP -todos ignoran de qué modo- si sale airoso de este último frente judicial. Y ya van unos cuantos, conviene recordarlo, tras los otros líos de la F-1, la visita del Papa, la financiación del PP, los trajes y demás. De todos, salió absuelto, que no indemne. La Fiscalía Anticorrupción continúa en su estrategia de dejarlo aislado, judicialmente, antes del inicio de la vista. Son ya varios cargos de su gobierno quienes han reconocido los hechos a cambio de una rebaja de pena al margen de todos los miembros, ya confesos, de la trama Gürtel. Y la etapa de las confesiones no ha terminado todavía. ¡Cuántas conformidades se han visto el mismo día de la vista! Alfonso Rus, en cambio, será juzgado por supuestamente colocar a personas afines en Imelsa, después rebautizada como Divalterra. Las sospechas de una práctica que, desgraciadamente, no se han esfumado. La semana pasada terminó el caso Alquería, una variante del Botánico de la agencia de colocación que fue para el PP esa empresa pública. El personaje de Marcos Benavent aparece en este asunto como una especie de réplica del Bigotes. Gente de confianza de los dirigentes cuyo testimonio final ha terminado por complicarles extraordinariamente su defensa. Y eso pese a que ahora la versión del yonki del dinero ha vuelto a mutar, de colaborador de la Justicia a manipulado y presionado por la UCO. Siguen las especulaciones acerca del sorprendente retraso de la sentencia del caso Thematica, primer pronunciamiento acerca de la investigación del caso Imelsa. ¿Comenzará el juicio a Rus sin conocer ese fallo? Hay quien ya empieza a pensarlo.