Casi la mitad de la población carece de formación financiera básica, según diversos estudios recientes. La anunciada entrada en vigor del tope al gas ha servido para que muchos revisaran sus contratos por si con la famosa excepción ibérica lograban la ansiada rebaja que no ... ha brillado por su ausencia en las primeras jornadas porque la compensación que perciben las eléctricas ha provocado incluso que se pagara más en la tarifa regulada.

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Con la escalada eléctrica, la inflación desbocada y una subida de tipos de interés que el Banco Central Europeo (BCE) aguarda en capilla, ahora, regresa a la actualidad el fantasma de la prima de riesgo porque, de repente, se ha disparado. Hubo un tiempo no muy lejano en el que se revisaba obsesivamente ese indicador que establece el precio de más exigido por los inversores para comprar la deuda de un país en relación a la de Alemania, considerada la más segura. La prima de riesgo española sube aunque lejos de los más de 600 puntos que alcanzó hace una década en plena crisis de deuda. Su evolución preocupa pese al anuncio por parte del BCE de implementar medidas que eviten una sangría en España, Italia, Grecia y Portugal.

Los niveles de deuda pública de algunos gobiernos están encendiendo las alarmas de esas personalidades mundiales que van varios pasos por delante del resto, como Bill Gates. Se anticipó a pronosticar la pandemia de coronavirus y, hoy, advierte sobre una crisis sin precedentes: «Solo se puede ser optimista a largo plazo si se es lo suficientemente pesimista para sobrevivir a corto plazo». Así de rotundo se ha expresado en la CNN sobre el futuro. Existen otras voces que se ocupan del aquí y el ahora. Y también lanzan serios avisos sobre el presente. Save the Children en su último informe señala que el coste de criar a un hijo se ha multiplicado hasta los 672 euros mensuales en España, 710 euros al mes en la Comunitat Valenciana. Rodrigo Hernández, director autonómico de la ONG, me explicaba hace unos días que hay más de dos millones de niños sufriendo la denominada pobreza relativa. Una pobreza que provoca, además, que uno de cada tres menores tenga problemas de obesidad porque un kilo de manzanas es más caro que un bollo industrial. Una pobreza que obliga a muchas familias a sobrevivir a la ola de calor refugiándose en el aire acondicionado del centro comercial. Una pobreza que no vive pendiente de si vuelve a dispararse o no la prima de riesgo. Porque su riesgo a no sobrevivir entre tanta carencia lleva disparado de manera indefinida.

Hubo un tiempo no muy lejano en el que se revisaba obsesivamente ese indicador

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